Haciendo un balance de mi vida, aparte de buenos momentos y
experiencias, ahora soy consciente que los rumbos que he tomado han sido
basados en el miedo y la inseguridad. Cuantas noches habré pasado pensando en
lo infeliz que era por no vivir acorde a mis antiguos sueños.
Todos sabemos lo sencillo y agradable que es tener sueños,
pero lamentablemente tendemos a confundirlos en metas, y por otro lado estas
metas no están basadas en nuestra realidad, sino en una realidad inculcada por
la sociedad.
Desde que sufro ésta enfermedad he conocido a través de
internet a cientos de pacientes, por desgracia, la mayoría tenemos en común
demasiadas razones para padecerla y demasiados motivos para superarla, pero de
todos los causantes de la depresión, uno de los más llamativos es el de
aquellos, que llevando lo que podríamos llamar, una vida confortable, se
sienten totalmente vacíos e infelices por no llevar a cabo sus propios sueños.
Os voy a poner un ejemplo chorra de los míos con la vida de
un personaje ficticio al que he decidido darle un nombre muy común para hacerlo
cercano.
Agapurnio Tristede Veras es un director de una sucursal
bancaria en un pequeño pueblo, lleva en su puesto de trabajo casi veinte años
por lo que entre su sueldo y sus incrementos por antigüedad cobra un buen
sueldo con el que ha podido pagarse un adosado en su pueblo, un apartamento en
la costa alicantina, un coche familiar, un coche urbano y tener unos dignos
ahorros. Nuestro envidiado Agapurnio se casó hace 18 años con una farmacéutica
del pueblo y tiene dos hijos sanos y estudiosos y un cocker muy bonito aunque
más tonto que ir de vacaciones a Korea del Norte.
Pues a pesar de llevar una vida aparentemente cómoda,
Agapurnio lleva 2 años con tratamiento por depresión porque ya no quiere a su
mujer pero le da miedo romper el vínculo familiar, porque adora la ciudad y se
siente encerrado en un pueblo, su aburrida monotonía y sus cotilleos. Porque
siempre ha querido viajar pero alguien o algo siempre se lo ha impedido salvo
que fuese un viaje familiar a las Canarias en todo Incluido. Y porque siempre
ha soñado con ir al Himalaya y a sus 40 años cree que ya es demasiado tarde. En
resumen, se siente secuestrado por una vida que no desea llevar y comienza a
dejar de desear vivir.
La vida que muchos desean llevar es la que está ahogando a
Agapurnio. Lo que si parece común entre Agapurnio, los enfermos de depresión y
el resto de los mortales salvo alguna excepción, es la frustración por llevar
una vida que en nada se parece a la que hubiésemos soñado. Y otro punto en
común para superar esa frustración es EL MIEDO
AL CAMBIO.
Como ya he dicho anteriormente, desde pequeños nos han
rodeado de dogmas pesimistas que nos marcan un camino demasiado concreto, y nos
han querido convencer de que salir de esa ruta o realizar algún cambio siempre
nos conducirá a un futuro peor. La sociedad no aprecia a las personas que somos
dadas a cambiar con frecuencia de trabajo, de pareja, de domicilio, etc. Somos
aparentemente inestables y no desean a alguien cerca inestable.
Lo cierto es que en la vida, existen cambios que son a peor,
pero por cada uno existe otro que es a mejor. Lo que sí es claro, al menos para
mí, es que si sigues llevando una existencia que te lleva a la frustración, al
desánimo y/o a la depresión estás jodido manteniendo ese camino, si haces un
cambio, puede que las cosas no salgan bien…. ¿pero y si el cambio es tu salvación?.
Últimamente me fijo en muchos libros de autoayuda que
prometen convertirte en un triunfador, en un seductor, un empresario de éxito o
un gurú de la comunicación. La verdad es que no tengo mucha fe en éste tipo de
publicaciones, de hecho, que sería del mundo si todos fuésemos Bill Gates y no
hubiese Pepes fontaneros, Antonios carpinteros y un borracho en cada pueblo. Lo
que sí creo a pies juntillas es que TODOS sin excepción podemos cambiar algo en
nuestras vidas que nos haga un poquito menos infelices, nos acerque a la
felicidad un poquito o nos prevenga de una depresión. El primer paso para
lograr ese cambio, es liberarse del miedo. El ser humano está hecho para
cambiar, para evolucionar, si alguno de los que me lee, consigue llegar a fin
de mes y mantener a su familia…para mí ya es un héroe capaz de todo.
Para luchar con esos miedos lo mejor resulta analizar el
escenario de ese posible cambio en la peor de las posibilidades, contemplar la
reacción que tomaríamos en el peor de los casos y contemplarla como la más
probable. Una vez hecho y digerido esto el miedo se va difuminando lentamente
hasta convertirse en un recuerdo.
Quizá si Agapurnio le dice a su mujer que éste verano en
lugar de a Lanzarote en familia NECESITA ir al Himalaya para cumplir su sueño,
su mujer en lugar de negarse y enfadarse (el peor resultado posible), le
comprende, le apoya y además de cumplir su sueño recuerda porqué se enamoró de
su mujer y todo empieza a mejorar.
Así que tanto como para salir de una depresión como para
evitarla, es necesario tratar de definir mejor nuestros sueños acorde a nuestra
realidad, elegir el más factible de ellos, eliminar el miedo al cambio y luchar
por ello hasta conseguirlo.
Uno de mis sueños ha sido siempre escribir un libro, siempre
he tenido buenas ideas para empezarlos pero no conseguía darles fin, en éste
momento de mi vida estoy decidido a terminar el que empecé narrando mi
experiencia como enfermo de una depresión.
Cuando lo logre, aunque ni siquiera lo editen, será junto
con mis hijos, y mi viaje a Nueva York, el cuarto sueño vital que haya
cumplido, y los días en que el bichito de la depresión se plantee acercarse de
nuevo a mi vida, abrazaré a mis hijos, recordaré mis paseos por Central Park y
le pegaré con mi libro para que se vaya calentito.
Me despido con otra fase motivadora, recordad siempre que:
“La gente que no
logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los
suyos”
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