Ante todo no preocuparse por mí que no me he dado un atracón
de ansiolíticos y comenzado a decir más chorradas de lo habitual. No me refiero
a un viaje astral hacia nuestro futuro tipo Carlos Jesús de Ganímedes, voy a
algo más sencillo. Si alguno de los que me leéis padece también una depresión,
quizá le suceda lo mismo que a mí. Estaba tan ocupado rebozándome en mis
miserias y errores del pasado, que si alguna vez me planteaba mirar hacia el
futuro sólo veía oscuridad. Pues bien, parece que gracias al tratamiento
psicológico, farmacéutico y a mi fuerza de voluntad para llevar a cabo una
rutina benefactora, hoy me he dado cuenta de que soy de nuevo capaz, de
imaginar un futuro con algo más de color.
Hasta ayer tan sólo fijaba en mi destino el día de mi
recuperación, ese día en el que iba a erradicar de mi vida al bichito de la
depresión de una vez por todas y para siempre. Pero hoy me siento capaz de ver
más allá de mí mismo y de mi depresión. Hoy he comenzado a vislumbrar el tipo
de persona que quiero ser y el modo de vida que quiero llevar en el futuro.
Muchos de nosotros, depresivos o no, imaginamos lo que
deseamos para nuestra vida en el futuro con más dosis de fantasía que realidad.
Lo cual, inevitablemente te conduce a la frustración, al desánimo, al
sentimiento de culpa y a la infelicidad. Como he dicho muchas veces padecer
esta enfermedad común tan poco conocida, me ha cambiado la vida, en principio
para mal, pero en mi está convertir ese cambio en algo positivo. Y la parte
positiva es que me ha hecho ver la vida de un modo diferente.
Si hace muy pocos
años apostaba mi felicidad en aspectos materiales (como le sucede cada vez a
más gente) hoy he decidido apostar por los valores personales y familiares. He
pasado de desear comprarme un deportivo descapotable para irme de ruta a 200
kms/hora camino de alguna playa de Andalucía a hacer Kite Surf a preferir, que
no conformarme, salir con mi familia en mi coche de padre (así llamo yo a los
coches familiares) a un pueblo cercano y comer unos bocatas de tortilla en
cualquier pinar. Básicamente han surgido en mí dos cambios importantes, he
empezado a dejar de desear aquello que realmente no necesito y sobre todo he
descubierto lo que realmente quiero.
Esto último ha sido para mí una especie de revelación, como
si de una operación de cataratas se tratase, vuelvo a ver claramente QUÉ ES LO
QUE QUIERO.
Esto puede sonar un poco a libro de autoayuda, pero es
totalmente cierto, para mi desgracia llevo años creyendo saber lo que anhelaba
en mi vida cuando realmente no sabía que es lo que quería. Mi vida se construyó
a base de convencionalismos sociales y falsas creencias que me empujaban a
desear lo que ha de desear la mayoría sin tener en cuenta lo que en realidad
necesitaba y anhelaba. Vuelvo a mi ejemplo chorra, ¿Realmente deseo y necesito
un deportivo biplaza de éstos bajitos cuando tengo dos hijos y mido un metro
ochenta y cinco? .
Pues bien, no lo necesito ni lo deseo, de hecho en un
deportivo de esos tan cuquis no me cabe ni la sillita de mi hijo pequeño ni los
mil novecientos accesorios con los que salgo de casa cada vez que vamos a estar
fuera más de diez horas.
Es más, la depresión me ha llevado a replantearme aspectos
de mi vida que consideraba inalterables como es el caso de mi oficio. Soy
cocinero vocacional, llevo años de apasionada vida laboral que me han aportado
muy buenos momentos pero me han privado de otros tantos por las jornadas de 12
horas diarias y todos los festivos que he currado. ¿Realmente SÓLO valgo para
cocinar? ¿No hay otro oficio en el que pueda ganarme la vida, dejar de perderme
momentos importantes y disfrutar? Y sobre todo ¿qué prefiero dedicar mi vida a
la cocina la espera de recibir alguna mención o sencillamente disfrutar de la
vida y trabajar para vivir en lugar de lo contrario como hasta ahora? Pues para
mí, hoy estás respuestas están claras.
La vida tiene muchas más opciones de las que contemplamos a
simple vista, uno no es quien realmente cree que es hasta que te libras de
antiguos convencimientos y analizas tu vida actualmente. Porque nosotros, al
igual que la vida debemos evolucionar.
Por ello, considero tan importante la necesidad de bajarse
por unos instantes del carro tirado por el bichito de la depresión y los
problemas y pararse a pensar con objetividad, sobre lo que tenemos, lo que
necesitamos y lo que realmente deseamos para nuestro futuro (aparte, obviamente,
de superar ésta depresión) dejando de lado la fantasía. De ésta forma seguro
que resulta más sencillo ir hacer realidad ese deseo. Y por último, como aparte
de los ejemplos chorras y el Tang, también me estoy aficionando a terminar las
entradas al Blog con una frase célebre así que allá va una:
“El que nada espera, nunca será defraudado”
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