Hoy he empezado el día con el cielo nublado y chubascos en
mi interior, sinceramente no sé bien si me he despertado torcido o se me ha ido
torciendo el día por factores externos, pero sea cual sea la razón vuelvo a
sentir en mi cabeza esa sensación de olla a presión a punto de estallar.
Posiblemente sea algo pasajero, un efecto más de la depresión, o puede que sea
parte de mi proceso de curación y transformación. Sea por el motivo que sea,
estoy sufriendo una recaída, ahora
mismo lo único que me apetece hacer es tumbarme en el sofá, tomarme unas
cervezas, algún relajante y quedarme dormido hasta mañana para no pensar. Eso
sería dar un paso (o varios) atrás y como me niego a dejarme vencer por el
bichito de la depresión, a desandar el camino que tanto me ha costado recorrer
y he asumido que los días malos van a seguir apareciendo, esté curado o no, voy
a tratar de afrontar el día de hoy, a exteriorizarlo como suelo hacer, que es
escribiendo, analizarlo y a tratar de darle alguna solución.
Una de las razones que me han empujado a ésta recaída es mi
relación de pareja, como todas, la mía tiene sus altibajos, y ahora nos
encontramos en uno de los bajos. Discutimos continuamente y casi siempre sin un
motivo de peso, supongo que igual que para mí resulta difícil vivir con ésta
enfermedad, para mi pareja tampoco es nada fácil vivir conmigo en mi estado
actual. Estoy tratando de usar la COMUNICACIÓN de forma positiva para evitar
los conflictos como comentaba anteriormente, pero en los últimos días no está
funcionando bien parecemos más dispuestos a la discusión que a la negociación.
Trato de ponerme en su lugar y de que ella se ponga en el
mío, pero supongo que o es muy difícil o algo estoy haciendo mal. Siento como
si fuese un pato criado en una familia de pingüinos y que llegado el momento de
volar en busca del calor debo decidir entre morir de frío con mi familia pingüino
o volar en solitario. No quiero decir ni remotamente que me plantee una
separación, sólo trato de exponer mis sentimientos con un ejemplo. Dicho de
otro modo, la depresión me ha cambiado completamente, veo mi vida y todo lo que
me rodea de un modo totalmente distinto. Hasta hace casi un mes, lo único que
veía a mí alrededor era oscuridad, frustración e infelicidad y ahora, dentro de
mi proceso de curación y superación de esta enfermedad me he obligado a
cambiarme por completo, concretamente a EVOLUCIONAR.
Intuyo que es algo totalmente normal, es decir, si mi forma
de ser, de pensar, de actuar ante la adversidad, de comunicarme, de gestionar
los problemas me han llevado a estar como me encontraba hace un mes, lo más
razonable parece ser solucionar los problemas pasados y modificar mi actitud
frente la vida para que no se siga repitiendo la misma historia en el futuro.
Lo dicho, evolucionar.
Obviamente no pido ni preciso que todo lo que me rodea
evolucione del mismo que yo, básicamente porque supongo que lo me rodea no
necesite esa evolución y se encuentren en su versión actualizada como si de un
IPhone se tratara. Pretender ese cambio sería egoísta. Hablando de egoísmo, es
posible que en mi “nueva actualización de mi sistema operativo” incluya una
nueva aplicación llamada EGOISMO, es posible que necesite usarla de vez en
cuando, ya que ahora que más o menos, sé lo que quiero, cosa que llevaba años
ignorando o confundiendo, al poner en marcha esa aplicación para centrarme en
alcanzar mis objetivos y cumplir mis deseos esté dejando de prestar atención a
los deseos y necesidades de mi pareja.
Por lo tanto, y como mi deseo es solucionar todos los
problemas que me acontecen como medida terapéutica voy a tratar de llevarlo a
cabo en mi relación de pareja. Es probable que en ocasiones necesite usar esa
aplicación llamada egoísmo, pero intentaré cerrarla cuando no sea necesaria y
pensar más en mi pareja y quienes me rodean hasta que halle un equilibrio entre
lo que necesito y deseo y los que necesitan y desean mis seres queridos.
Pero sobre todo, voy a tratar de mantenerme firme ante la
depresión y el mundo exterior, y no dejar que ningún problema que se me
presente, suponga otra recaída que me mande de nuevo a ese oscuro y profundo
pozo del que salí con la intención de no volver a ver jamás.
Dar importancia a aquello que la tenga realmente, solución a
los problemas que pueda solucionar y mantenerme fuerte ante la adversidad que
en mayor o menor medida siempre aparecerá en la vida, van a ser las nuevas
premisas y hábitos a incluir en mi rutina para superar ésta depresión
fortalecido y con el último sistema operativo disponible.
Así que voy a mantener la nueva buena costumbre de terminar
con algún proverbio o frase célebre, en ésta ocasión la dijo Charles Darwin y
me viene que ni pintada:
“No es la especie más
fuerte, ni la más inteligente la que sobrevive, sino la que mejor se adapta al
cambio”.
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