En general hoy ha sido un buen día, hasta que un simple
comentario me volvió a convertir en la persona depresiva que lucho por dejar
atrás. Que jodido y que cierto, después de casi 30 días de sacrificios y
esfuerzos, llega un desconocido con mala leche y todo mi mundo comienza a
temblar.
En mi afán constructivo debo decir, que si antes me hubiese
revuelto en el fango de mis miserias, hoy he optado por combatir la injusticia
y las mentiras, aunque me cueste y me hiera. Lo cierto es que hasta hoy, he
intentado compartir únicamente la parte constructiva de mi desarrollo y mi
lucha contra MI DEPRESIÓN, intentando ahorraros las dificultades que implican
los pasos que he dado. Ahora me doy cuenta de mi error. Ahora soy consciente de
que al evitaros el sufrimiento que mi trayecto conlleva no he sido totalmente
sincero, y esto, es lo último que deseo.
Luchar por superar una depresión, y además (y esto no es
parte obligatoria en el proceso de curación) compartir mi experiencia y mis
logros, ha sido y es, una tarea titánica. No soy perfecto e ignoro la respuesta
de todas las preguntas. Sólo soy un enfermo más y mi deseo es sanarme y si
puedo ayudar, por poquito que sea, a quien le sirva de ayuda, genial.
Pero ahora soy consciente de que para ayudar al prójimo no
basta con narrar las batallas vencidas, sino que también es preciso mostrar las
heridas sufridas.
Pues bien, para lograr avanzar cada paso que he dado he
sufrido, he llorado en silencio y he sido tan cobarde o tan egoísta de
mostraros sólo el resultado de mis batallas, hasta que un oponente me ha hecho
recordar lo perdido en la batalla. Y ese oponente ere YO MISMO.
Ahora no tengo ganas de usar metáforas o mis adorados
ejemplos “chorras”, así que mejor me ciño a la realidad de mis pensamientos y
emociones.
Cada día recibo decenas de correos pidiéndome consejo o
apoyo, y mi orgullo o mi estupidez o quizá mi bichito de la depresión, me han
empujado a ver la lucha de los demás como la mía propia.
Es cierto que ayudar a los demás sin esperar nada a cambio
es elogiable, pero para poder ayudar realmente y con efectividad, no basta con
padecer el mismo sufrimiento, es necesario vencer el mal que compartimos y yo
aún no lo he hecho.
Mis motivaciones son buenas, tanto para los demás como para
conmigo, desde el comienzo de éste Blog he dejado bien claro que como enfermo
poco consejo puedo dar, pero al recibir tantas peticiones de ayuda me he creído
consejero en lugar de necesitado de consejo. Por eso os pido disculpas a
aquellos que hayáis podido pensar que soy un gurú de la lucha contra la
DEPRESIÓN a causa de mis vivencias filtradas de dolor. LO SIENTO. Cada paso que
he dado me ha costado lágrimas y sudor, y sobre todo mucha fuerza de voluntad. Y
cada paso que dé, como el que estoy dando ahora, seguirá acompañado de la misma
carga.
Por tanto, me declaro culpable si en mi narración he dado la
impresión de ser un ejemplo o un guía, lo cierto es que soy un caminante más en
ésta enorme caravana. Aquel que desee compartir mi trayecto y nuestra carga,
bienvenido sea, entre todos será más liviana, y por lo que a mí respecta, si
llego a dar con la salida en éste laberinto en el que me encuentro, tened por
seguro que volveré a buscaros, pero ésta vez con una luz que muestre el camino
hacia la salida.
Teniendo en cuenta lo anterior y una vez pedidas las
disculpas pertinentes y asumida mi culpa, no veo más opción que volver sobre
alguno de mis pasos y tratar de pisar sobre sólido en ésta ocasión sacando, en
la medida de lo posible, el aspecto de cada lección aprendida por mucha sangre
que pierda al aprenderla.
Tenemos, o mejor dicho, tengo un largo y duro camino por
recorrer, en algunos tramos los pasos han resultado cortos y fáciles de dar,
pero en otros resultan duros y traumáticos. Teniendo en cuenta lo último, a
veces, merece la pena desandar el camino recorrido y emprenderlo de nuevo con
los conocimientos adquiridos. Todos hemos soñado alguna vez con viajar al
pasado con el conocimiento actual y la depresión me ha permitido, en cierto
modo, hacerlo. Mi principal propósito para mañana no es dar un paso más (casi
por propia obligación) sino desandar algún pasito y recorrerlo nuevamente con
la lección aprendida.
Y para finalizar os dejo una cita de la que ignoro (como
muchas otras cosas) quien es el dueño:
“Quizás hoy no llegue
a mi meta, pero estoy mucho más cerca de lo que estaba ayer”
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