miércoles, 4 de marzo de 2015

PASO 18 “ACEPTA TU REALIDAD”



Hoy me ha tocado visita a la psicóloga, como comenté en una de mis primeras entradas del blog, en éstos momentos es de suma importancia acudir a un especialista, en principio será el médico de cabecera quien te asigne una de la seguridad social, pero es probable como en mi caso, que no sea inmediato, sino que tengas que esperar unos meses. Mi consejo y lo que yo hice fue buscar uno que me atendiese lo antes posible. Si no puedes permitirte este gasto extra por necesario que sea, busca una alternativa. En mi caso descubrí gracias a mi pareja un Centro de Orientación Familiar, supongo que exista uno en cada comunidad. Allí disponen de un equipo de psicólogos, psiquiatras e incluso abogado. Esto último me parece maravilloso, ya que en muchos casos la depresión va unidad a problemas legales (desahucios, separaciones, etc).

He tenido la suerte de dar con una psicóloga encantadora que me está ayudando más de lo que imagina en sólo dos visitas, me ha aportado luz sobre aspectos muy relevantes sobre mi enfermedad y mi curación. Circunstancias vitales que yo no había considerado como influyentes, pero son en suma parte de mi problema. Durante la sesión básicamente vamos charlando sobre temas normales, de los que suele salir algún aspecto que ella considera de importancia e incidimos sobre ellos trazando un mapa emocional de mi entorno.

Pero hoy quisiera extenderme sobre una en concreto que considero un paso clave en mi proceso de superación, y es la que da título a ésta entrada: Debo aceptar mi realidad.

Cuando hablo de aceptar la realidad, es simplemente ser consciente de mi situación actual, saber que partes de mi vida, mi existencia, mi pasado, presente y mi entorno están dando forma a mi enfermedad, a mi estabilidad emocional y a mí mismo.

Ahora trato de ver, durante unos minutos, mi vida desde otra perspectiva. Analizar qué aspectos de la misma me causan dolor, qué mecanismos internos disparan mis crisis de ansiedad e ir más allá. En principio parece fácil encontrar algunos de esos aspectos, problemas económicos, problemas con la custodia de un hijo, problemas con su progenitora, problemas para encontrar un trabajo… Estas vistas desde fuera parecen obvias.

Una vez halladas las evidentes, debemos preguntarnos sobre otros aspectos de nuestro entorno que pueden estar alimentando al bichito de la depresión sin que hayamos sido conscientes de ello. Preguntas del tipo ¿Tienes pareja? ¿Eres feliz con tu pareja? ¿Crees que te apoya tu pareja? ¿Eres feliz donde vives? ¿Qué echas de menos? El test puede ser tan largo como tus emociones, hay que conocer ese mapa emocional que conforma nuestro entorno para darse cuenta de cómo influye todo eso en nuestro estado actual. Lo cierto es que ese trabajo debe ser principalmente guiado por un especialista, pero una vez llegado a éste punto, tras éste pequeño “autoanálisis”, es el momento de discernir que parte de nuestra realidad actual es modificable y que parte es inalterable.

Me explico mediante un par de ejemplos sencillos (que me gusta a mí un ejemplo), si eres el mejor de los buceadores de profundidad del mundo, y tu trabajo es tu pasión, te encanta el mar y necesitas sentir el agua cerca y vives en Toledo lo llevas jodido. Probablemente no encuentres un puesto de trabajo acorde a tu formación, no podrás desarrollar tus aficiones, echaras el mar de menos y te sentirás terriblemente frustrado por ello. ¿Podrías modificar tu situación? Seguramente si te mudas a una ciudad costera o a una isla, al menos tendrás seguro el mar cerca y más opciones de encontrar un buen empleo. PERO (siempre hay peros en la vida) si tienes una carga familiar o económica que te impida el traslado y te obligue a residir en Toledo, esto se convertirá en uno de los motivos primarios de la depresión.

Lo bueno del ser humano es que entre sus pocas virtudes se encuentra una increíble capacidad de adaptación, y para ello debemos comenzar por aceptar aquellos aspectos de nuestra vida que NO se pueden modificar. Si no se pueden modificar por el momento, pero sí en el futuro, quizá nos pueda servir de motivación. Si en cambio es una situación que no puede modificar de manera indefinida hemos de aprender a vivir con ello, ser plenamente consciente de tu realidad y tratar de adaptarte a ella y que ella se adapte a ti. Vuelvo con mis ejemplos chorras, si mi anhelo en esta vida es medir dos metros y mido un metro setenta, esa situación no va a cambiar nunca y deberé aprender a subirme a sillas para coger los libros más altos y disfrutar de más espacio en la cama.


Lo dicho, hay situaciones que nos guste o no, debemos vivir y aprender a convivir con ellas. Puede que Toledo no tenga mar, pero si lo asumimos y dejamos de buscar el mar y empezamos a andar por sus calles descubriremos unas vistas increíbles desde el Alcázar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario