sábado, 28 de febrero de 2015

PASO 13 “DA UNOS PASOS, EN SENTIDO LITERAL



Hasta ahora me resulta bastante fácil estar sólo, demasiado quizá. Me quedo ensimismado en mis pensamientos y además me resulta especialmente duro en ocasiones estar acompañado de mis seres queridos porque por más que me esfuerce en evitarlo, me obligo a fingir. Sobre todo por no preocuparles, por atender mis obligaciones y también porque así evito parecer un fantasma vagando por la casa sin decir palabra.
Ignoro en qué medida es positivo o negativo obligarse un poco a fingir encontrarme mejor y actuar con lo que ahora considero normalidad. Mi pareja me invita y aconseja a salir con ella y nuestro hijo, insiste en que me hará (bueno, nos hará) bien. Y mi parte, llamémosla consciente, me dice que tiene razón. Pero es que me cuesta bastante, vestirme y salir a pasear cuando lo que realmente lo que me apetece es encerrarme y dejar pasar el tiempo o escribir un rato. Y por si esto fuera poco siento que estoy desatendiendo a mi familia y amigos (quizá esta sea la peor parte), pero todo lo anterior sumado a verme rodeado de gente o encontrarme con algún conocido y tratar de mantener una conversación normal (que ahora sinceramente no me va a interesar mucho) y verme más obligado aún a fingir, me lo pone todavía más cuesta arriba.
Últimamente siento un poco de agorafobia (miedo a los espacios abiertos), me inclino a pensar que es un síntoma más, no puedo ni pensar en entrar en un centro comercial o cualquier recinto abierto o cerrado con más de diez personas y el pecho se me encoge cuando estoy demasiado fuera de casa. Camino esquivando a los conocidos y algunos amigos porque pienso que mi cara refleja mi estado y odio profundamente dar lastima. Vamos, la alegría de la huerta. Pero he de ser consecuente con mis palabras y mis deseos de curación e iré poco a poco trabajando en ello, ahora mismo no creo en las terapias de choque, por lo que no me voy a meter a ver un partido en el Bernabeu (de momento, todo se andará), he decidido que voy a seguir el consejo de mi mujer, y en cuanto acabe éste post, voy a hacer acopio de fuerza y salir un poco a oxigenarme y hacer la fotosíntesis como yo digo. Confío en el criterio de mi pareja y sé que andar un poco y tonificar mis piernas tampoco me va a matar. Lo que pueda, en cuanto me agobie de vuelta a la madriguera. Quiero volver a ser fuerte y esto requiere de pequeños pasitos, así que voy a dar unos cuantos.


PASO 12 “APRENDIENDO A DORMIR”



Hoy he pasado, al fin, una buena noche, he dormido ocho horas del tirón y me he despertado descansado y en cierta calma. Tras una semana cargada de ataques de ansiedad, poco a poco parece que voy controlando las crisis y aplicando mi rutina con cierta facilidad.
El problema del insomnio, tan común en los enfermos de depresión, me está resultando muy difícil de llevar. Supongo que es cuestión de tiempo, de aplicar algunas técnicas de relajación y del apoyo de la medicación. En mi caso y probablemente en el tuyo, el primer tratamiento que me indicaron fue muy preciso, seguía sin poder dormir y recurría al abuso de ellos. Esto fue y y es un gran error, no sólo no conseguía tener un sueño reparador sino que además es nocivo para el sistema digestivo y el hígado, por lo que podemos sumar graves daños al que ya padecemos. Si transcurrido el tiempo que tu especialista considere prudencial y continúas sin llegar a tener cierta estabilidad emocional en tu día a día y sin poder conciliar el sueño, no te ofusques, habla con tu médico o psiquiatra. Lo más probable, como en mi caso, es que te aumenten la dosis o modifiquen tu medicación. Ten paciencia, pero sobre todo, evita auto medicarte o una sobre ingesta porque esto podría resultar mortal. Y no queremos esto. Hemos decidido vivir.
Uno de los síntomas que más me alertó, antes de saber que padecía depresión (llegué a pensar que tenía un tumor cerebral o algo así), fue el insomnio, dormía una media de 2 horas al día y me despertaba agitado. Podía pasarme noches enteras leyendo, viendo la tele o llorando, hasta que por puro agotamiento caía en un breve espacio de sueño alterado. Obviamente me despertaba hecho polvo, muerto de asco, sin querer levantarme y sin fuerzas físicas para ello. Llegué incluso a tener alucinaciones auditivas y palpitaciones. El problema añadido a los síntomas de la depresión, es que la falta de sueño altera los procesos mentales, provoca agotamiento crónico, falta de deseo de vivir y acentúa increíblemente todos los efectos de la enfermedad. De ahí, que resulte tan importante dormir.
En éste momento me siento un poco como un bebé, tanto en el sueño como en toda mi rutina diaria, he de aprender de nuevo a hacer muchísimas cosas que antes me resultaban sencillas. Y por esa razón he decidido aplicarme una rutina similar a la que llevé a cabo con mis dos hijos y añadirle mis necesidades personales.
Las últimas horas del día, trato que sean tranquilizadoras, evitar cualquier estímulo externo desestabilizador, poco a poco voy conociendo algunos de ellos, aunque quisiera extenderme más sobre esto en el futuro.
Igual que a mis hijos procuro darme un baño o ducha relajante, siempre a la misma hora, una cena ligera y nada de películas, series o programas de televisión que me resulten abrumadores o tristes.
Ahora que conozco el tiempo medio de acción de mis pastillas, que es de una hora (en mi caso), justo antes de ir a dormir. Una vez en la cama, mientras la medicación hace su efecto aprovecho para una lectura ligera y agradable, recibir las mañas de mi mujer y cuando siento que Morfeo llama a mi puerta, me dejo caer en sus brazos mientras llevo a mi cerebro imágenes positivas.

Hoy me ha funcionado y realmente espero que siga así, por si acaso tengo en mente aprender técnicas de relajación y respiración tal y como me aconsejó mi médico para implementarlas a mi rutina. También probé con pedirle a mí mujer que me cantase “Los cinco lobitos” antes de dormir como hacía con nuestro hijo.  A mi no me ha ido muy bien, pero lo comparto por si acaso. 

viernes, 27 de febrero de 2015

PASO 11 "HABLA, LLORA, AMA"

PASO 11  “HABLA, LLORA, AMA”


Dentro de este proceso de curación, aparte de todos los pasos anteriores y posteriores, quizá sea éste el que, en mayor medida, mejore el vínculo con nuestros seres queridos y facilita la comprensión por parte de ellos. Y por eso lo considero tan importante. Es el momento de abrirse con aquellos que te rodean y que quieren. De expresar de modo consciente y sincero aquello que sientes, por complicado que pueda parecer. Es el momento de llorar abiertamente y sin ápice de culpa o vergüenza sí es que lo necesitas. Y es el momento de amar. No te fustigues por sentirte mal, pero sobre todo y por encima de todo no te culpes porque quienes te quieren sufran por ti. Es parte de la enfermedad, también sufrirían por cualquier otra enfermedad que padecieses. Es NORMAL. Y es nuestro deber normalizar ésta situación como parte del tratamiento. No pienses que hablar de tú dolor, perjudica a quienes te aman, piensa que estás dando un gran paso hacia la curación y eso es lo que realmente les importa.
El hecho de hablar sobre tus emociones, por raras o complejas que sean, ya estimula a tu cerebro para pragmatizar tus nuevos procesos mentales. Verbalizar nuestras emociones canaliza en cierto modo nuestro pesar y actúa como válvula de escape, de hecho, siempre he sido reacio a hablar de mis sentimientos, como dije anteriormente. En parte por vergüenza y en parte por un absurdo vínculo que hemos creado entre la falta de emotividad y la masculinidad. Pero ahora se que además de ser beneficioso, lo es igualmente para mi familia. Ahora pueden entender mejor como me siento y que necesito. Y esto es maravilloso.
Llorar también resulta una útil herramienta para controlar nuestro estado de ánimo, al contrario de lo que pensaba en el pasado. Aprendí que llorar cuando lo he necesitado ha resultado ser el mejor preventivo a una crisis de ansiedad. LLORA sí lo necesitas, llora donde y cuando quieras, olvídate de con quién estés. Da igual un llanto inconsolable, que silencioso. Llora y deja que ese nudo que te oprime el pecho se disuelva lentamente con tus lágrimas. Se que puedo parecer muy pesado con esto, en mi caso fue una barrera muy dura de romper, llora sin pudor y sin pedir perdón. Es sencillamente, lo que necesitas.

AMA, porque amar cura, dedica todo el tiempo que puedas, quieras y necesites a demostrar tu amor. A mí me resulta duro estar acompañando en ocasiones. Sólo deseo estar sólo y escribir, pensar o al menos intentarlo, martirizarme o simplemente llorar. Pero a lo largo del día a día sale a la luz el amor, lo antepongo por deseo propio a la anhedonia y busco el contacto de mis seres queridos. Sin más, porque sí y sobre todo porque lo necesito. Cada abrazo, beso, caricia o "te quiero" que comparto con ellos me devuelve parte de la humanidad que creía estar perdiendo.


PASO 10 "MODIFICA TU CONDUCTA"

PASO 10 “MODIFICA TU CONDUCTA”


Desde hace unos días que opté por vivir en lugar de dejar de hacerlo, estoy tratando de modificar ciertos rasgos de mi conducta, especialmente aquellos que me acarrean pensamientos o deseos negativos y creando nuevos y pequeños hábitos diarios de obligado cumplimiento.
El primero de dichos hábitos es éste mismo, narrar y compartir mi experiencia. Normalmente soy bastante reacio a hablar de mis sentimientos, es posible que antropológicamente albergué en mi mente la arcaica idea de que los hombres no lloramos ni hablamos de nuestras emociones (que equivocado estaba), pero descubrí que me resulta fácil e incluso agradable escribir sobre ellos. Supongo que será una válvula de escape  a ese batiburrillo de sensaciones que experimento a lo largo del día. Además esta decisión me aportó un efecto inesperado y muy positivo. Al compartir mis vivencias con conocidos y desconocidos a través mi blog y redes sociales he descubierto que no estoy sólo, que lamentablemente hay mucha más gente en mi situación de la que podía imaginar. Que la mayoría de mis síntomas son normales y me han hecho comprender que se trata de un proceso como el de cualquier otra enfermedad y como tal…que tiene cura. Y de carambola resulta que todo esto parece ayudar a otras personas que se identifican conmigo y se encontraban en mi misma situación, solos e incomprendidos. Esto último me genera cierta responsabilidad, pero también cierta alegría. Y de éstas últimas hay muy pocas durante la enfermedad.
Además de evitar que mientras escribo, mi cerebro entre en un bucle de pensamientos nocivos, también me está resultando de gran ayuda para estimular mi capacidad de concentración, que entre la enfermedad y la medicación estaba tan mermada que me hacía imposible leer unas páginas o seguir el hilo de la película más simple.
Otro hábito que introduje en mi nueva vida lo comenté anteriormente, cada mañana al despertar trato de borrar la maraña de sentimientos negativos que nublan mi mente y evocar una única imagen, sensación o recuerdo altamente positivo. Normalmente recurro a mi hijo de un año y medio, centro en mi cerebro su olor, su tacto, su voz, su rostro y me aferro a esa sensación. Dejo que inunde mi mente y pase al resto de mi cuerpo como un calor balsámico, disfruto tendido en mi cama de ese calor durante unos minutos hasta que decido que estoy listo para salir de la cama y empezar un nuevo día. El primer y segundo día me resultó bastante difícil tomar el control de mi mente por unos minutos, pero cada día que pasa esta rutina me resulta más sencilla de llevar a cabo y más placentera. De hecho, a partir de hoy mismo, voy a tratar de repetirla al acostarme. Ya os contaré que tal funciona.
Así poco a poco voy aportando pequeños granitos de arena a lo largo del día para garantizarme una pequeña dosis de endorfinas que esta enfermedad te evita producir de forma normal. De igual modo, busco en mi interior que pequeñas cosas me hacían feliz o me proporcionaban una sensación agradable.
Por eso, todas las mañanas, a eso del mediodía trato de abrazar a mi familia y seres queridos, porque sí, porque me agrada y sé que a ellos también, un abrazo sentido y profundo y un beso de amor y repetir a modo de mantra “Todo va a salir bien”. Pero sobre este punto quisiera extenderme un poco más en el siguiente paso.
Y por último, para no extenderme mucho en el post de hoy, quiero compartir con vosotros dos pequeños hábitos que ya forman parte de mi vida diaria. Todas las tardes dedico unos minutos a escuchar música agradable, alegre. Me preparo una pequeña lista en Spotify y selecciono 5 canciones que me hagan sentir bien, me pongo en una posición cómoda y relajada y doy al play, mientras dejo que la música haga su efecto, sin distracciones, ni móvil. NADA.  Sólo la música y yo.
Para terminar el día practico un ritual parecido, trato de ver algún programa de televisión o película, pero sólo cómico, nada de dramas, nada de realidades. Sólo comedia.

Una vez que estoy en la cama me gusta leer unas páginas de algún libro gracioso, os recomiendo “Sin noticias de Gurb” de Fernando Mendoza o cualquiera de Pablo Tusset, especialmente “Lo mejor que le puede pasar a un cruasán”.

jueves, 26 de febrero de 2015

PASO 9 "TIEMPO AL TIEMPO"

PASO 9 “TIEMPO AL TIEMPO”

Sé paciente, llevo desde el 5 de noviembre diagnosticado de depresión, pero no sé ni desde cuando afectado por ella, han pasado varios meses e ignoro cuanto tiempo me queda hasta salir curado y reforzado. Siempre he sido cronoadicto, desconozco si existe tal término, quiero decir que siempre vivía anclado a las órdenes de mi reloj. Él fue mi guía, quien me decía es hora de levantarse, de ir al trabajo, de comer, de jugar con mi hijo…. Él marcaba mi ritmo diario y desde que enfermé mi relación con él se ha vuelto incómoda y dolorosa. Ya no puedo recibir sus órdenes y atender sus obligaciones. El reloj ha pasado de ser mi guía a ser un incordio y un motivo de culpa. No puedo seguir viviendo e expensas de sus peticiones, y esto es en parte beneficioso. Entre mi jodido insomnio crónico y la medicación no puedo atender a horarios digamos, normales. Me despierto cuando me despierto, a veces a las 6 de la mañana, y a veces, las mayores a las doce o la una del mediodía. Si no fuese por mi mujer y mi hijo seguría durmiendo, y desde aquí te agradezco tu esfuerzo y tu comprensión al tratar de despertarme cada día. Como dije desde un principio mi mayor deseo al despertar es continuar durmiendo. Pero me he obligado a ser razonable y consciente de que el tiempo no corre hoy igual para mí como lo hacía antes. Básicamente porque aquello que para mí llevaba unos minutos, como es desayunar y estar activo ahora me lleva horas, porque hacer la compra, incluso con la pertinente lista, me demora más de lo habitual, y es que me paso el día empanado. Me cuesta horrores el mero hecho de recordar hacía que pasillo iba y que debo comprar, pero recuerda…TODO esto es normal, y debes (o debo) ser consciente de tus nuevos tiempos, no te culpes ni te agobies porque tus minutos se hayan convertido en horas.
Nuestra vida, mi vida, está marcada por el TENGO, el DEBO, el VOY… pero amig@.... Todo eso ha quedado atrás por un tiempo indefinido. Así que no me queda más remedio que adaptarme a mis tiempos. Afortunadamente mi pareja y mi familia me entienden en mayor medida y me comprenden. Así que despierto, desecho la idea de volver a dormir e invoco, como expliqué anteriormente una imagen, un pensamiento que me llene de amor. Cada mañana desde hace meses mi cerebro despierta con deseos de morir, seguir durmiendo o preocupaciones, ante esto, yo busco en mi interior un momento de paz y felicidad. En mi caso suele ser de mi hijo pequeño, mi luz. Recuerdo su nacimiento, su sonrisa ingenua y sincera, su olor, sus abrazos, y su voz diciendo papá… Atrapo esos momentos, esas sensaciones, las atesoro y obligo a mi cerebro a hacerlas prevalecer sobre todo lo malo, por mucho que sea. Y digo gracias, gracias por tenerle en mi vida, gracias por hacer que mi miserable existencia tengo un sentido. Y dedico todo el tiempo necesario a embriagarme de esa sensación sobre todas las demás. Una vez que la única voz que tengo en mi cerebro (sí, oigo voces, estoy jodidamente enfermo) es la de mi hijo, decido sacar un pie de la cama. Me resulta tremendamente difícil dar ese primer paso, Morfeo, la depresión y mi cama me exhortan a quedarme allí, calentito, hasta el fín de los días…. Pero por suerte, la voz de mi hijo es más poderosa, y debo decir, primero porque es cierto, y segundo porque van a leer todo cuanto he escrito, que su amor y sus voces también me invitar a seguir con vida, a ponerme en pie, pero en mi caso, ninguna voz es tan poderosa como la de mi hijo, y eso que apenas habla.
Así que resumo, en mi caso el tiempo fluctúa de forma arrogante y ajena a mi modo habitual, todo me lleva mi tiempo, comer, hablar, sentir, amar… Pero me veo en la obligación de asumir y entender. Si mi reloj actual me indique que lea o escriba hasta las 7 de la madrugada…. Hago caso omiso de mi antiguo raciocinio. Mi reloj ahora es Californiano, va horas por detrás de mi normalidad, y he de asumirlo. Me sentía fatal porque mi reloj y el del resto del mundo que me rodea fueran tan dispares, pero es lo que me toca, mi enfermedad, mi vida, mi reloj. Ahora desayuno a las 13 horas, como a las 18 horas de la tarde y duermo cuando puedo. Asume que tu vida ha cambiado, asume que estás enfermo, muy enfermo, asume que vas a sentirte culpable por TODO, y asume que el tiempo no circula como antes. Pero sobre todo asume que estás malito y esto modifica de pleno derecho TODO lo anterior.

Ahora es el momento de ser flexible, sé fiel a tu medicación, pero si no puedes ser fiel a tu clase de paddel o de papiroflexia…no pasa nada. Aunque te cueste creerlo el mundo NO gira a tu alrededor. Soy consciente que en nuestra noción del tiempo existen factores, digamos ineludibles. Tengo que llevar a mi hijo al colegio, parece una obligación marcada y pendiente de un reloj, pero… realmente lo es? Habla con tu pareja o tu familia, diles cuánto yo te he dicho y si dormir es más importante….realmente lo es. Estamos en un proceso de curación, no sabemos cuánto tiempo nos llevará, no sabemos cómo salir de ella, pero has de saber que tu tiempo, tus tiempos han cambiado y si necesitas más tiempo del habitual para llevar a cabo acciones sencillas es NORMAL y tu entorno lo entenderá.

PASO 8 "SIEMPRE POSITIVO, NUNCA NEGATIVO"

PASO 8 “SIEMPRE POSITIVO, NUNCA NEGATIVO”


Si bien es obvio que ésta frase no es mía, me viene al pelo para iniciar el siguiente paso que he dado de cara a mi curación. No hablo de evitar los pensamientos y sentimientos negativos que me desbordan, hablo de evitar, en la medida de lo posible, todo aquel estímulo externo que me hace mal. Anteriormente hablé de algunos de ellos como son las drogas, el alcohol o las malas compañías, voy mucho más allá, estoy decidido a erradicar de mi vida diaria todo aquello que inicie, acentúe o provoque efectos nocivos en mi desequilibrio actual, parece fácil, pero no lo es en absoluto. En mi situación cualquier hecho cotidiano se convierte en un arma arrojadiza a mi bulbo raquídeo, si se me cae un vaso de leche, me siento el mayor de los inútiles, si veo a niños en conflictos bélicos en la televisión rompo a llorar, si hay mucha gente a mi alrededor el pánico y la ansiedad me invaden… Así que en dicha situación es muy difícil controlar todo estímulo externo, pero no imposible. Las 24 horas del día mi cerebro es un hervidero de malas sensaciones, malas ideas, malos sentimientos, y todo ello bañado por una densa capa de culpabilidad, me siento culpable por no atender a mi familia, a mis amigos, por no trabajar, por no sentirme independiente, es decir, me siento culpable por vivir y ser un estorbo improductivo. Y esa combinación es muy mala y dolorosa. Pero si he descubierto que hay ciertos “detonantes” en mi día a día que puedo evitar. Como ya mencioné antes evito ver o leer cualquier cosa que me haga llorar, por ejemplo ver a un enfermo de cáncer me hace sentir un cabrón porque yo estoy físicamente sano y no paro de llorar mientras el lucha por vivir. O ver a niños que no tienen ni comida ni asistencia médica y yo vivo rodeado de “lujos” como comida o agua corriente. Sinceramente, el mundo es una mierda, está patas arriba, pero YO no lo puse así, mi mundo es otro, ahora más que nunca, y sólo YO decido quien cohabita mi mundo. Y repito, no es fácil, pero al menos estoy dispuesto a tratar de exiliar a todo aquel que venga a aumentar mis ya muchas perturbaciones. No leo la prensa, no es que desatienda a los miles de desamparados del mundo, es que ahora no puedo ni debo compartir su dolor, ahora solo leo, porque me encanta y me ayuda leer, relatos fantasiosos o cómicos. No veo nada en televisión NADA que me haga entristecer, sólo comedias y chorradas de factura millonaria sobre robots y superhéroes. Y lo que más complicado me ha resultado, no tengo relación con ningún ser vivo que pueda interferir en mi recuperación. Me da igual familiar que amigo que compañero o jefe. No puedo ni quiero oir tus penas, no quiero ni puedo sentir tu lástima, estoy enfermo, pero no quiero tu compasión. Si quieres comprenderme o apoyarme, aún cuando sea duro bienvenido y agradecido. Pero llevo mucho tiempo sintiéndome egoísta por TODO, por comer, por vivir, por no cuidar de mi familia, por no trabajar, por preocupar a quienes me aman, por parecer un vegetal haciendo la fotosíntesis todo el día, por no arreglarme y parecer un superviviente de un naufragio, por desear morir aún a sabiendas que muchos llorarán mi ausencia. Así que HOY y AHORA es el momento de ser un poquito egoísta y no sentirse culpable por ello. A todo aquel que venga a decirme que soy un vago por no trabajar, fuera, sea familiar o amigo. A todo libro que me hable de penurias, fuera. A todo programa que no me invite a reir, fuera. Y si ir a hacer la compra me causa ansiedad, no compro, que hay miles de chinos, pizzerías y kebabs con servicio a domicilio. No me cansaré de repetir lo mismo, que no prestes la atención necesaria a tus seres queridos no te hace egoísta, no te sientas culpable. Es como si tuvieses que sacar a tu hijo cada mañana a pasear y te rompieses ambas piernas. ¿Te sentirías culpable? Pues en éste caso es igual, estoy enfermo, y parte de mi tratamiento, además de la medicación consiste en ser un poco egoísta y optar por invitar a tu vida a aquellos que la enriquecen, te apoyan o te animan e invitar a aquellos que sólo empeoran tu situación a salir temporalmente de ella.

Así de fácil, haz, ve y oye sólo aquello que te haga feliz, lo demás… para lo demás habrá tiempo…

PASO 7 “CONOCE TU ENFERMEDAD”




Este es probablemente unos de los pasos más complicados, en mi caso pasó bastante tiempo hasta asumir que padecía una depresión. Realmente no era consciente de ello, tenía cambios de humor que yo consideraba normales, deseos irrefrenables de llorar, estados de euforia, ganas de aislarme y así un largo etcétera, pero consideré la posibilidad de padecer una depresión en primer lugar porque cometí unos de mis peores errores del cual ahora me lamento profundamente.

Antes de reconocer que estaba enfermo tenía la errónea creencia que la depresión tan sólo a los débiles, y yo no me consideraba débil en absoluto, mas bien todo lo contrario.  Es más me avergüenza reconocer que era una enfermedad que usaban los vagos para coger bajas indefinidas y evitar ir al trabajo. Y muy a mi pesar ésta creencia es muy extendida.

Pues ahora, debo reconocer lo equivocado que estaba, ésta enfermedad es mucho más impeditiva que muchas que consideramos como “normales” como motivo de baja. En mi caso, el hecho de pasar el día es harto complicado aún sin tener que trabajar. Mi cerebro no funciona en absoluto como solía hacerlo, mis emociones, la mayoría negativas me desbordan y controlan todo lo que siento y hago.

Ahora mismo no soy completamente independiente, no puedo controlar mis ataques de ansiedad y mi memoria a corto plazo casi a desaparecido. Olvido prácticamente todo y es gracias a mi mujer y a apuntar TODO que puedo atender obligaciones como ir al médico o comprar la medicación. Os contaré un ejemplo anecdótico, el pasado viernes cuando debía acudir a mi centro de salud, que está a 300 metros de mi domicilio, por un camino que he recorrido miles de veces me perdí. En mi barrio.

Me desorienté. La ansiedad, las lágrimas, la frustración y la culpabilidad por ser tan imbécil de perderme en mi barrio se apoderaron de mí. Me senté en el suelo llorando como cuando mataron a la madre de Bambi y traté de respirar y tranquilizarme. Cunado conseguir calmarme desandé el camino andado y encontré el centro de salud. La sensación de estupidez e impotencia continúan en mi cabeza, y ahora solo salgo de casa lo mínimo posible sin dejar de tener una opresión en el pecho. Así de jodida es la depresión. Quizá por cosas como ésta me motive aún mas escribirlas y compartirlas.

Sé que un día me reiré de todo esto. Joder, si esta mañana he salido al rellano de mi casa y he pulsado la luz y me he quedado esperando el ascensor sin llamarlo. Tardé dos o tres minutos en darme cuenta que había dado la luz en lugar de llamar el ascensor. Pero aunque ahora me sienta gilipollas sé que me reiré de ello. Como para no.

De ahí que resulte tan complicado entender la depresión, por parte de aquellos que nunca la han padecido, y por parte de quienes la padecen. Es una enfermedad muy compleja y de muy variados síntomas y además la sociedad nos empuja a avergonzarnos por padecerla.

Además el mero hecho de diagnosticarse la depresión es tan complicado para el médico como para quien la padece, el pasado domingo tuve que ir a urgencias por un ataque de ansiedad, el médico de guardia tras inyectarme un Valium me dijo que ere muy jodido para ellos porque si bien, conocen los tratamientos para su curación, desconocen los procesos mismos de su evolución. También me aconsejó que me formase en técnicas de relajación y respiración, ahí lo dejo por si os puede ser útil.

Pero vamos a la parte constructiva, una vez que eres consciente de tu enfermedad, acude a un especialista, médico de cabecera, psicólogo o psiquiatra y exponle tu situación, tus sentimientos y emociones, TODO, sin engaños y sigue sus pautas, si te administran medicación se fiel a ella. Es posible, como en mi caso que te den cierta holgura con la medicación, quiero decir, a mi he han administrado 2 pastillas al desayuno y 2 antes de dormir (ese gran suplicio), pero luego dispongo de unos relajantes que puedo consumir según mi criterio hasta un máximo diario. Mi experiencia, que no mi consejo, es hacer uso de ellos antes de que sean necesarios. Me explico, obviamente no voy a dar los nombres de mis medicamentos para no confundir a nadie, a mí me han recetado unas que puedo tomar cuando sienta demasiada ansiedad, antes esperaba a tener el ataque para tomarme 3 de golpe y quedar hecho un vegetal o volar en un globo. Mal hecho, lo ideal es que cuando uno sienta demasiada excitación se tome una pastilla (ojo! Siempre hablo según consejo médico) y trate de relajarse con lo que prefiera. Música, televisión, lectura….

Hay varios tipos de depresión os dejo un resumen de ellas extraídos de la Wikipedia, no sin antes daros un consejo (aunque no sea muy amigo de ellos). Dejad de buscar en internet sobre la enfermedad, ésta actúa de manera única y excepcional en aquellos que la padecen, normalmente solo empeora las cosas. Si tienes dudas o crees padecer una depresión… Corre a tu médico.
Los principales tipos de depresión son el trastorno depresivo mayor, el trastorno distímico, el trastorno ciclotímico, el trastorno afectivo estacional y la depresión bipolar. El trastorno depresivo mayor, el distímico y ciclotímico son las formas más comunes de depresión, el trastorno distímico y ciclotímico son más crónicos, con una tristeza persistente durante al menos dos años. El trastorno afectivo estacional tiene los mismos síntomas que el trastorno depresivo mayor, en lo que difiere es que se produce en una época del año, suele ser el invierno. La depresión bipolar es la fase depresiva de un trastorno llamado trastorno bipolar.

Espero que os sirvan de referencia pero evitad el autodiagnóstico, es un deber exclusivo de tu especialista.

Una vez que eres diagnosticado aprende a conocer tu enfermedad, sé lo difícil que resulta, pero créeme, funciona. Es una enfermedad incomprensible, carece de pautas, pero siempre podrás aprender a reconocer, por ejemplo, esas señales previas a un ataque de ansiedad, como hiperventilar, palpitaciones… El sólo hecho de reconocerlas te permitirá, no sólo medicarte a tiempo sino a verlas como normales, como parte de un proceso indefinible.

Si por ejemplo tienes momentos en los cuales tu cerebro parece que vaya a explotar por un aluvión de mensajes y procesos negativos, y sabes que es parte de tu enfermedad, te ayudará conocer si existe algún desencadenante y podrás evitarlo. Por ejemplo yo cada vez que oigo baladas, música lenta o imágenes tristes en la televisión me pongo a llorar de manera incontrolable como una magdalena, por lo que he decidido tratar de reducir mis estímulos externos a aquellos que me resulten gratos, aunque sobre esto me extenderé un poco más en el siguiente PASO.

miércoles, 25 de febrero de 2015

PASO 6 “DA UN PASO MÁS”



Lo de crearse una rutina estricta no es pura palabrería, no soy un sanador, soy un enfermo, y para evitar caer en mi sintomatología me he creado un pequeño conjunto de hábitos que me alejen de las malas tentaciones, es decir, he asumido que soy un enfermo, he buscado ayuda clínica para tratar mi enfermedad, he huido de compuestos etílicos y sintéticos que acrecienten mi enfermedad, he sido sincero con mi entorno y he compartido mi enfermedad como si de una gripe se tratase, he tratado de discernir mis obligaciones reales de las impuestas sin necesidad, he asumido que no estoy loco, sino enfermo y he tratado de crearme un planning de obligaciones que me inserten en la realidad y ahora soy consciente de la necesidad de dar “UN PASO MAS”.

En el camino de mi lucha contra la depresión he descubierto que todo intento de curarme se ve igualmente contrapuesto por un deseo de evitar mi curación. Es decir, si deseo hacer deporte para sentirme mejor, el bichito me ancla a mi cama y me invita a seguir dormido. Esto es así, sólo de mi depende salir de éste bucle, mediante pequeñas metas. No hablo de grandes y hercúleos logros, hablo de pequeños cambios en la monotonía para recuperar el YO perdido. ¿qué tal dar un paseo después del desayuno y la medicación?.

Ponte ropa cómoda, música alegre (aléjate de Alex Ubago) y anda un rato, lo que desees, pero anda. Respira ese aire puro (a no ser que vivas en Madrid, México DF o Pekin) y camina sin más, piensa en todo aquello que te invita a vivir, siente la música alegre y sé dinámico. Corre si quieres, a tu ritmo. Despega de las células de tu cuerpo todo aquello que te ata a una cama o un sofá y se libre. Mira a tu alrededor y disfruta de todo aquello que como TÚ es un milagro de la vida. Me da igual que andes, patines, o vayas en bici. Oxigénate y haz de esto parte de tu rutina obligada.

 Una parte de mi me pide dormir, de forma indefinida, pero la parte luchadora, ha convertido ésta enfermedad en una punta de lanza para hacer saber a aquellos que la desconocen y a mi mismo que es una enfermedad común y mortal a la vez, pero que tiene cura. Y parte de mi cura y de mi estricto plannig de obligaciones es hablar de ella, hacer un diario y compartirla con tod@s vosotr@s. Y si en mi cura, hallo la redención y en mi voz, implico vuestra voz, seré doblemente feliz cuando logre salir de las garras que tiene ésta enfermedad.

PASO 5 "TODO ES NORMAL"



En serio, puede que ahora no lo parezca, pero todo esto es normal, que quieras llorar, bailar, chillar, estar sol@, rodead@, que no sepas realmente que es lo que quieres, que creas volverte loc@....todo es normal… No estás enloqueciendo, ese torbellino de ideas que acompañan tu día a día, es normal, quieres comerte el mundo y al rato desaparecer de él. Y todo es normal, no te presiones, no te agobies, es normal.

Tu cerebro actúa de manera insospechada y la medicación fomenta en parte ese descontrol sobre tu mente, pero no te alarmes. La medicación actúa de forma química sobre tus desequilibrios bioquímicos, de ti depende que realmente surjan efecto.

Yo me paso el día desoyendo aquellos gritos que mi cerebro emite diciéndome que estoy loco, que salte por la ventana, que corra desnudo con un paraguas rojo y unas botas amarillas por la Gran Vía de Madrid. Y no creas que es coña, así de desahuciado me siento, no sé como controlar ese aluvión de sensaciones, pero sólo de mi depende desechar aquellas ideas ilógicas, como la de correr desnudo por la Gran Vía, básicamente porque es febrero y hace un frío de mil demonios y ceñirme a lo básico y fundamental, mi rutina.

Y es que la rutina que me obligado a cumplir, basándome en el criterio de mi médico de cabecera, mi psiquiatra y mi psicóloga, bien podría parecer el título de una película de Woody Allen: Duerme, come y ama (y por supuesto…. Medícate). Es decir, mi cerebro me envía mensajes contradictorios, tales como “Estás loco”, “estás defraudando a quienes te aman” “no comas” “emborráchate” o “salta por la ventana y acaba con todo esto”. Mensajes que estando a pleno uso de nuestras facultades parecerían obvios e innecesarios, pero en nuestro caso, en nuestra enfermedad, tienen tanto peso como la orden de respirar. Así que se fuerte y recurre a la lógica y a tu corazón, pero recuerda, por encima de toda esta parrafada…que no estás loco, estás enfermo.

Por eso me reitero en aquello de que no estamos locos y para evitar errores me ciño a esa rutina que poco a poco voy compartiendo contigo.









PASO 4 “ESTABLECE UNA RUTINA”




Cada día lo intento, no sabéis cuanto, intento despertar con las ganas y ánimos suficientes para que éste sea un día normal. Generalmente a eso de media tarde, supongo que es el momento álgido en el que la medicación me centra, me planteo una rutina CONSTRUCTIVA para el día siguiente, algo así como: Despertar, un pensamiento positivo que oculte los negativos, chándal, música, correr unos pocos kilómetros, respirar aire puro…. Y así un planning de actividades positivas con las que empezar un día nuevo.

Pero éste bichito que descompone e inutiliza mi mente desbarata todo lo planeado, y no es que no sea capaz de llevar a cabo tal suma de acciones positivas, sino que incluso se permite negarme de aquellas responsabilidades que no debería desatender, como son cuidar de mi hijo, besar a mi mujer, decir a mi madre y a mi tía que estoy mejor y que las quiero, pagar recibos, ir al banco…. Éste bichito me priva de lo imprenscindible e ineludible y me mantiene postrado en la cama sin poder hacer nada, y lo que es peor aún, me hace sentir una mierda al no atender mis responsabilidades ni a aquellos a quienes amo. Así de jodida es la depresión, te ata y te maldice por ello, aumenta ese malestar diario y te dice que eres un cabrón egoísta que prefiere dormir a cuidar de los suyos, a trabajar a ser un humano de pleno derecho. Y ahí, es cuando, como dije anteriormente, tienes la PRINCIPAL obligación de soltar esa pala que se alimenta de tus errores para cavar más hondo cada día y aferrarte a lo que sea para salir del pozo.

Y yo, como dije ayer (parece que hayan pasado días) he decidido aferrarme a la vida, y digan lo que te digan, y aquí si que me arriesgo por insensato, ni la medicación, ni la sinceridad e incluso ni el apoyo, nada sirve de nada si no eres tú (o yo en mi caso) el que decide levantarse, en el sentido literal y metafórico. Ningún arma es suficiente si no eres TÚ el que opta por empuñarlas con el fin de vencer a éste perverso mal.

Mi consejo, aunque jamás sea respaldado por entidad gubernamental alguna es que seas tú quien decida armarse con las herramientas antes mencionadas y luches.

En mi caso, mi enfermedad y la medicación me dejan medio tonto, poco más de lo habitual, y me encierran en una rutina autodestructiva. Dormir, medicarme, comer más bien poco, seguir durmiendo, desatender a mis seres queridos y a quienes dependen de mí, etc. Pero ha llegado el momento en que sea YO y solo YO quien cree mi pequeña rutina de forma activa. No puedo plantearme grandes retos a corto plazo. NO es tan fácil como decir, “voy a dormir 20 horas a base de sedantes y despertar como era antes, sin medicación”. No amigo, esto no funciona así, hablo de pequeños y sólidos cambios en la rutina diaria.

A mi modesto entender, hay dos tipos de obligaciones, las reales e ineludibles, y las autoimpuestas e innecesarias.

Las reales e ineludibles creo que son obvias, si tienes que levantarte para llevar a tu hij@ al colegio y nadie más puede hacerlo…. Has de hacerlo. Pero las que realmente dañan mi proceso de curación son las autoimpuestas e innecesarias. Que yo deba responder con un SÍ cada vez que me preguntan si estoy bien, que deba fingir ser fuerte cuando me siento débil, que deba estar de buen humor cuando deseo morirme o que deba ir al gimnasio porque dicen me hará bien, son a mi parecer, obligaciones superfluas y dañinas. De entrada tengo UNA principal obligación, curarme. Continúo con las simples metáforas, si tu obligación es pelar cada día cien kilos de patatas y te has roto ambas manos tu primera obligación es sanar tus manos. Ya habrá tiempo de pelar aquellos miles de kilos de patatas pendientes. Primero tus manos. Pues esto funciona igual.

Así que vamos a comenzar por curar las manos del pelador de patatas, es decir, nuestra mente. Nos guste o no hemos de generar una pequeña y fácil rutina. Nuestro médico, psicólogo o psiquiatra nos ha puesto una medicación, a unas horas determinadas, así que lo primero es hacer caso de ello. Toma cada pastilla, a la hora indicada, te apetezca o no.

Acude a tu médico cuando te indiquen, te apetezca o no. Ve al psicólogo o al psquiatra (ya dije anteriormente que es muy necesario y si la seguridad social no es especialmente rápida en ello, busca uno como sea, privado o gratuito).

Y esto, y es a título personal ya que hablo de MI enfermedad, márcate unas pequeñas pautas diarias y auméntalas una vez que las anteriores estén afianzadas y TÚ y sólo TÚ consideres oportunas (salvo que tú especialista te indique lo contrario). Las pautas que yo he decidido marcarme en mi cuarto mes de enfermedad son las siguientes:

-          Despierta cada día con un pensamiento positivo, sé que no resulta fácil, pero haz un esfuerzo, busca en tu memoria un recuerdo positivo, el que sea, el nacimiento de un@ hij@, un abrazo de tu madre, tu primer beso, una puesta de sol, un viaje…. Cualquiera, y ahora céntrate en ese recuerdo. Revive esa sensación de calidez, de protección, de bienestar y deja que recorra todo tu cuerpo, todo tu ser, célula a célula. Y haz que esa sensación ocupe tu cerebro, se adueñe de él y aleje esos males con los que despiertas cada día. Sé consciente de que esa sensación volverá a tu vida y te alejará de aquello que hoy sientes. Y mantenla en tu cerebro, ubícala entre tus ojos y levántate a sabiendas de que TODO pasará. Yo me he impuesto una rutina inicial, levántate antes de las doce del mediodía. Esto sería impensable para mí en el pasado, pero vivimos en el presente, ahora mi hora son las doce como mucho.

-          Ya estás en pie!! Enhorabuena de corazón. Has de mantenerte en pie. Ve a desayunar, probablemente y como es mi caso, te hayan prescrito algo de medicación por la mañana, desayuna, lo que puedas pero desayuna. Yo amanezco con nausea y temblores, pero hay que desayunar, oblígate a comer algo antes de tomar tu medicación. Sólo has dado dos pasos, pero son MUY importantes.


-          Ahora es TÚ momento, la hora de introducir nuevos y pequeños cambios. Primero pregúntate…¿qué debo hacer? Y recuerda lo que realmente son obligaciones, si no puedes atender a aquellas obligaciones reales que deberías, habla y delega. No puedes llevar al niñ@ al cole? Habla con tu pareja o un familiar y que lo hagan ellos, estarán encantados. Ahora piensa en ti, sé egoísta. ¿Qué te vendría bien introducir a esta nueva rutina?  ¿qué te parece compartir tu lucha con quienes te rodean?. Pues hazlo, es fácil, rápido y aséptico, dile a quienes te quieren, que les quieres, que agradeces su apoyo o sencillamente… te quiero, gracias por estar ahí. Y así todos los días.

PASO 3 TODOS ESTAMOS LOCOS




O a ver si te crees que Cervantes escribió El Quijote de Arkansas para Walt Disney en el año 2136 después de Raticulin en versión BlueDarkRay por pura diversión? En serio, quien más o quien menos padece o ha padecido algún trastorno psicológico, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el censo de pacientes de la depresión supera los 350 millones de afectados, teniendo esto en cuenta debiera ser normal hablar de ello, debiera ser tan normal y fácil de confesar acudir a un psicoterapeuta como a un fisioterapeuta. Pero lamentablemente no es así. Muchos de nosotros tratamos de ocultar (con escaso éxito) nuestra enfermedad, sea en el ámbito laboral, con nuestro círculo de amistades y lo que es peor, con nuestra familia.

Es muy ingenuo creer que tus cambios de ánimo, tu anhedonia (incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana), tus visitas al baño para poder llorar sin testigos, etc pasarán desapercibidos entre tus seres queridos. HABLA, sincérate, aparte de ser de gran ayuda, ellos podrán al fín entenderte y aprenderán a ayudarte. ¿qué necesitas quedarte un día a solas para llorar hasta quedarte dormido?, perfecto!, dilo, pídelo, pero por favor, se sincero. De otro modo no sólo perderás el tiempo, si no que les preocuparás aún más. Y lo que es más importante, no te avergüences de padecer una depresión, no te avergüences por estar enfermo. ¿O acaso te avergonzarías por tener una pulmonía o un brazo roto? Amig@ esto funciona igual. No podrás evitar que aquellos que te quieren se sientan preocupados, pero no les das LASTIMA, porque no somos objeto de lástima, estamos malitos nada más. Igual convendría educar también a los familiares y amigos de enfermos depresivos, no queremos y no necesitamos vuestra lástima, necesitamos apoyo y comprensión, pero NUNCA lástima. Y para lograr eso, nada mejor que ser SINCERO.

Di lo que necesitas, sin ambigüedades, sin engañarte y sin engañarlos, ¿Qué necesitas ir a pasear a las 4 de la madrugada? Explícate y hazlo. Ellos te entenderán y recuerda algo muy importante: No eres un superhéroe, no te compares con nadie, TÚ eres sencilla y maravillosamente TÚ y no estás DEFRAUDANDO a nadie. Éste es un camino, largo, duro y complejo y cuantos más compañeros y apoyos tengas en él, mayor y más temprana será la victoria.

Tu pareja o tu familia no se ofenderá por pedirles estas sol@, si lo precisas hazlo, ocultar tu enfermedad solo tiende a empeorarla, pero además resulta tan absurdo como si un enfermo de rinitis tratase de fingir su voz real cuando apenas puede respirar y mucho menos pronunciar una letra R como dios manda.

martes, 24 de febrero de 2015

EL PRIMER DÍA DEL RESTO DE MI VIDA



Hoy, a 24 de febrero de 2015, he tomado dos decisiones que van a cambiar mi vida de forma radical y, espero, definitiva. Dos decisiones, que van a cambiar mi vida como ninguna que haya tomado antes. Y es que éstas dos decisiones, que no sólo marcarán mi vida, sino la de todos aquellos que me rodean, mi familia, mis hijos, mis seres queridos e incluso la de aquellos que me quieren mal. Y fíjate, si es una decisión vital importante, que ha día de hoy, he decidido acabar con mi vida de forma voluntaria.

Si bien, siempre estuve a favor de la eutanasia en caso de enfermedades terminales, y la mía, afortunadamente para mi y aquellos que me aman y tanto estoy haciendo sufrir, no se considera como tal. Para mi, el mal que padezco está acabando lentamente con algo más intangible que la carne, está acabando con mi personalidad, mi humor, mi amor propio, mi psique, mi alma y sobre todo con mis ganas de vivir.

En resumen y como ya habrás adivinado mi enfermedad se llama depresión. Sé que no está catalogada de mortal, pero para mí lo está siendo. Y aunque me haga sentir egoísta, porque según dicen tengo muchas y poderosas razones para vivir, y mi intelecto las dé por válidas… Cada mañana sólo deseo no despertar, dormir indefinidamente. Cada mañana despierto obligado a vivir con el deseo de dejar de hacerlo y dejar de sufrir, un dolor que no puedo describir con palabras, ni con llantos amargos, si no que lo describiría como un grito desgarrador que me secciona el alma y la mente de tal manera que lo que únicamente deseo es que pare. Y la única forma que se me ocurre es quitándome la vida.

En los breves ratos de semilucidez que me otorgan los antidrepesivos, relajantes y la enfermedad, trato de ser consciente que mis males son menores. Tengo una familia que me ama y me apoya, una mujer maravillosa y dos hijos que no merezco, se me supone cierto talento laboral y antaño un ánimo y un humor brillantes. Pues con todo eso y mucho más, yo sólo alcanzo a cebarme en mis debilidades, en mis errores, en como estoy preocupando y haciendo sufrir a aquellos que me quieren y en como estoy descuidando a mis hijos por ésta enfermedad. Y aunque no considero que merezcan ni una millonésima parte del daño que les estoy causando… no puedo evitar sacar fuerzas para cuidar de ellos y continúo sintiéndome un egoísta por seguir queriendo dejar éste mundo.

Y es que así de cruel es ésta puta enfermedad, que aún cuando tus males pragmáticos sean mucho menores que los de algunos que no la contraen y continúan luchando, si te afecta se ceba contigo, y todas las heridas de tu alma e intelecto, por pequeñas que sean… resultan mortales.
Pero ya me he desarrollado bastante con la primera de mis dos decisiones del día de hoy, y es que por muchas razones que me den para salir de éste pozo, sólo existe una realmente para aunar coraje y fuerzas pasa luchar por salir: Tú. Así que la segunda gran decisión que he tomado hoy es la de VIVIR.

Afortunadamente mis decisiones iban en éste preciso orden cronológico, ya que al revés me hubiese resultado imposible y hubiese sido un gran error. Mi VIDA, tu VIDA, es un don, al margen de todos los problemas, obligaciones y motivaciones que nos rodean….La VIDA es un don, y como tal he decidido preservarlo. Y es que he descubierto que vivía en un foso en el que cada día cavaba un poco más y me enterraba en él, y por muchas razones que hubiese por salir del foso, yo sólo pensaba en cavar y cavar hasta que me faltase el aire y quedarme en el por toda la eternidad. Pero en ese descubrimiento hallé otra gran verdad, que no es ni religiosa, ni ninguna de todas aquellas que me recitaban como razones para salir del pozo. Era mucho más simple y empírico que todo eso. Mi hallazgo era que fui YO MISMO quien cavaba el foso, y obviamente, SOLO YO podía dejar de cavar y tratar de salir.

TOCANDO FONDO



A todos los que padecemos ésta enfermedad nos asemeja un impulso a externalizar nuestros males, es decir, en mi caso mi malestar es una completa insatisfacción del mundo que me rodea, la falta de recursos económicos, las dificultades para ver a mi hijo mayor tras una separación traumática, la pasividad y lentitud del Ministerio de Justicia español y así un largo etcétera que me sumió en el deseo de no afrontar mas luchas y sucumbir a lo injusto del mundo exterior y dejarme morir, o lo que es peor, provocarme la muerte.

Pero al pensarlo con más detenimiento y centrarme en que el hecho de que yo esté vivo es un milagro por encima de todas esas injusticias de nuestro mundo. Y al percatarme de ello fui consciente de que usaba todos mis problemas para hundirme, pero en realidad el problema era yo. Estoy enfermo y ésta enfermedad usa todo el mal que me rodea para que YO y sólo YO cabe mi propia tumba. Y como soy YO y sólo YO el que maneja la pala, he decidido dejar de usar y usar mis manos para agarrarme a la vida.

Llevo cuatro meses dejándome sucumbir ante la depresión, quitándome la vida de forma pasiva, porque además he sido un cobarde, de todas las maneras que se me ocurrían, conducción temeraria, conducción bajo los efectos del alcohol, abusando de los relajantes para dormir indefinidamente, sentado en la terraza de un octavo piso…. Pero hoy he decidido saltar, pero no al vacío, sino hacia arriba, a la superficie, fuera de éste foso que me deja sin aire.

Hoy doy el primer salto y el primer paso hacia la superficie y quiero compartirlo. Como desahogo personal a modo diario, como cuaderno de bitácora y, si a mi me funciona, como apoyo para aquel que lo necesite.

EL PRIMER PASO



Que quede claro que por desgracia no soy ni psicólogo ni psiquiatra ni nada por el estilo, sólo soy un enfermo depresivo buscando el modo de curarme, por lo que mis pasos son sencillamente, mis pasos. Si todo sale bien no espero que resulte una guía, sino el diario de un compañero.
Para mí el primer paso fue ser consciente de mi enfermedad, una enfermedad que sin entrar en los procesos bioquímicos que produce, convierte toda adversidad, trauma, complejo, problema, daño, etc en algo imposible de afrontar y en la puerta a un agujero de difícil salida en el que nosotros mismos nos adentramos y del que sólo nosotros los que podemos salir, pero debemos rendirnos a la evidencia… Estoy enfermo.
Quizá éste paso sea de los más complicados, hemos de asumir una enfermedad, que aunque extendida es poco conocida. No tiene síntomas evidentes, no hay sangre, no hay dolor físico, y generalmente creemos que es un mal de los débiles y nos avergüence confesar.

Olvida todo eso, estás malito y punto. Compártelo con tus seres queridos y sobre todo, acude a tu médico. Estar enfermo no es un capricho ni un lujo, es una putada. Así que actúa como si tuvieses neumonía. No tienes porque decir a tu jef@ que tienes depresión (aunque tampoco se debería ocultar) si tu médico considera que debes estar de baja, y no puedes ir a trabar. No vas y listo. Estás enferm@. Tu médico te proporcionará una medicación, digamos estándar y te remitirá a un psicólogo o psquiatra según crea conveniente. Por favor, sigue TODOS los pasos que te indiquen como si de cualquier otra enfermedad se tratase. Sé de primera mano que nuestra medicación es un coñazo. Te produce subidones y bajones de ánimo, cambios en el carácter y la conducta, somnolencia. Tranquil@.... Es normal, pero no la dejes. Aguanta y continúa. En el caso de que te sea recomendado un psicólogo, acude sin falta, pero si la cita que te dan en la seguridad social es lejana y no puedes pagarte uno privado busca ayuda psicológica gratuita como sea, en mi caso acudí a un Centro de Orientación Familiar en Santander y tienen varias sedes por todo el país donde ofrecen asistencia psicológica de forma gratuita.

PASO 2 "NADA DE ADEREZOS"




Nada de alcohol, nada de drogas. Parece evidente, especialmente el consumo conjunto a cualquier medicación, pero en muchos casos de depresivos optamos por una evasión de nuestra realidad mediante el consumo de estupefacientes y/o alcohol. Esta decisión, no sólo resulta fatal con la acción combinada con los antidepresivos, sino que es fatal en sí misma.

Las drogas y/o el alcohol no ayudan a evadirte, maxifican tu dolor y propician decisiones erróneas. Huye de las mismas y de aquellos que fomenten su consumo, repito HUYE. El único sintetizado químico que has de ingerir es la medicación prescrita, cualquier otra cosa podría y podrá empeorar la situación.

Si eres adicto a cualquier tipo de sustancia debería tratar de forma paralela éste problema, pero vuelvo a lo antes mencionado, yo no soy médico, acude a tu médico de cabecera y SE SINCERO. En mi experiencia y opinión esto exhime al tabaco, pero la última palabra es la de un profesional cualificado.

El mejor método de evasión es disfrutar de aquello que antes te hacía feliz, tu familia, cualquier deporte, la numismática, lo que sea, pero no las drogas. Se sincero contigo mismp y con tu entorno, si necesitas un día para estar llorando, pensando o jugando a la wii. Si necesitas dormir en casa de tus padres, hermano o hacerte una maratón del señor de los anillos…Dilo y hazlo, piensa en ti mismo, no te sientas egoísta, porque no lo eres, estás tratando de curarte y eso no puede considerarse egoísmo.
Quierete, date algún capricho, pero nada de fiestas, y añado esto como un consejo muy personal, no tomes ninguna decisión a partir de las doce de la noche. Ve a dormir, toma los relajantes y descansa, porque la luz del día te aportara luz. Si no quieres levantarte, no lo hagas, desayuna, toma tu medicación y vuelve a la cama. Quien te quiere no te tomará por egoísta, te entenderá. Si tuvieses 41º de fiebre sería lo normal. Pues esto es tanto o más normal.

Resumo, sigue las indicaciones de tu médico y psicólogo o psiquiatra, se fiel a la medicación. Huye de cualquier desestabilizador como el alcohol o las drogas, se “egoísta” y no te martirices más de la cuenta.