Quizá este debiese haber sido uno de los primeros pasos a
dar, pero probablemente no estaba aún preparado para ello. Pero antes de
continuar quisiera compartir la definición exacta de MIEDO. Es “la sensación de alerta y angustia por la
presencia de un peligro o mal, sea real o imaginario”.
Lo que sucede entre los que padecemos una depresión, es que
la angustia es parte de nuestro estado natural y los males o peligros
imaginarios se multiplican y acrecientan. Es posible que algunos de esos
miedos, como por ejemplo, el miedo a no encontrar un empleo y no poder mantener
a la familia, sean precursores de nuestra enfermedad. Una vez que el bichito se
ha instalado en nuestro cerebro, nos recuerda continuamente nuestros temores y
nos dificulta e incluso imposibilita tratar de afrontarlos y solucionarlos. Y
lo que es peor, consigue que éstos miedos nos causen mucha más angustia que el
mal que lo provoca.
Por lo tanto, antes de poder dar una solución a un mal,
peligro o problema real debemos superar el miedo que causa y por supuesto
evitar aquellos problemas imaginarios ciñéndonos a la realidad o al momento
presente. Es decir, haciendo uso de uno de mis ejemplos, que en ésta ocasión no
puedo denominar chorra porque es la realidad de cada vez más personas,
supongamos que una persona que se encuentra sin empleo y deprimida por ello
tiene un MIEDO REAL a no poder
afrontar los gastos y obligaciones de su vida, pero le añade un miedo
imaginario a sentirse culpable e inútil por no tener trabajo y teme que en un
futuro su familia le culpe también por ello. Esto último sería un MAL IMAGINARIO. Lo primero sería pues,
desechar ese miedo imaginario y afrontar el miedo real y presente, no tengo
trabajo. Una vez hecho esto, nuestro trabajo, por difícil que ahora resulte, es
tratar de dar solución al problema, es decir, encontrar el modo o trabajo que
nos permita atender esas obligaciones. Sé que resulta muy fácil de escribir y
muy complicado de llevar a cabo. Pero en primer lugar, si persiste en tu
interior ese miedo que te bloquea en la búsqueda de soluciones y te convierte
en un ser pasivo y lastimero, el problema seguirá ahí y adquiriendo mayor
tamaño (y deudas) y por supuesto la enfermedad te acompañará hasta que consiga
consumirte. En segundo lugar, una vez eliminados los miedos imaginarios y
afrontados los reales, estarás un paso más cerca de dar con la solución y
vencer al bichito de la depresión.
En cualquier caso, ésta enfermedad nos llena de miedos e
inseguridades y todos los problemas o peligros que nos han llevado a padecer
una depresión, seguirán estando ahí hasta que los afrontemos, clasifiquemos y
los superemos.
Uno de los miedos más frecuentes entre los enfermos de
depresión, y hablo desde mi experiencia y los cientos de mensajes que recibo y
son la razón de que hoy decida escribir éste paso, es el MIEDO A NO SUPERAR LA DEPRESIÓN. Éste es uno de los principales obstáculos
para vencer al bichito de la depresión, y además un miedo totalmente
imaginario, porque aún cuando creáis que es imposible superar ésta enfermedad,
y así lo creía yo hace un mes, es TOTALMENTE MENTIRA. No me cansaré de decirlo
y espero que el tiempo me dé la razón. La depresión, al igual que otra
enfermedad común, tiene una cura. Y como no me canso de decir, al igual que
otra enfermedad, con tratamiento (en nuestro caso farmacológico y terapéutico)
y mucha fuerza de voluntad, en más o menos tiempo estaremos curados
definitivamente e inmunizados de por vida.
Por esa razón debemos erradicar ese miedo y contemplar la
depresión como cualquier otra enfermedad, sin vergüenza, sin culpa y sin miedo a
hablar de ella como un leproso del siglo XXVIII.
Y una vez superado esos miedos
reales e imaginarios nuestra fuerza de voluntad surtirá realmente efecto.
Al contrario que la depresión, el miedo seguirá existiendo
en nuestras vidas al igual del resto de emociones que para bien o para mal
resultan imposibles de anular, lo que sí podemos y vamos a conseguir es
aprender a discernir entre miedos
imaginarios y reales y afrontar y superar los miedos reales que se
presenten en el futuro para no volver jamás a tener más miedo a la vida que a
la muerte. Recordad, la vida es un tesoro y la muerte tan sólo el final de
nuestro libro, de nosotros depende desear que ese libre nunca termine y que
cuando llegue la hora de cerrarlo nos deje a nosotros y a aquellos que lo han
leído y compartido un sabor dulce y una experiencia agradable y enriquecedora.
Y para terminar os dejo, como ya se ha convertido en
costumbre, con una cita célebre, en ésta ocasión propiedad de Facundo Cabral
(poeta y filósofo argentino fallecido hace 4 años):
“Nos envejece más la
cobardía que el tiempo, los años arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma”
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