domingo, 22 de marzo de 2015

PASO 37 “SUPERA TUS MIEDOS”




Quizá este debiese haber sido uno de los primeros pasos a dar, pero probablemente no estaba aún preparado para ello. Pero antes de continuar quisiera compartir la definición exacta de MIEDO. Es “la sensación de alerta y angustia por la presencia de un peligro o mal, sea real o imaginario”.

Lo que sucede entre los que padecemos una depresión, es que la angustia es parte de nuestro estado natural y los males o peligros imaginarios se multiplican y acrecientan. Es posible que algunos de esos miedos, como por ejemplo, el miedo a no encontrar un empleo y no poder mantener a la familia, sean precursores de nuestra enfermedad. Una vez que el bichito se ha instalado en nuestro cerebro, nos recuerda continuamente nuestros temores y nos dificulta e incluso imposibilita tratar de afrontarlos y solucionarlos. Y lo que es peor, consigue que éstos miedos nos causen mucha más angustia que el mal que lo provoca.

Por lo tanto, antes de poder dar una solución a un mal, peligro o problema real debemos superar el miedo que causa y por supuesto evitar aquellos problemas imaginarios ciñéndonos a la realidad o al momento presente. Es decir, haciendo uso de uno de mis ejemplos, que en ésta ocasión no puedo denominar chorra porque es la realidad de cada vez más personas, supongamos que una persona que se encuentra sin empleo y deprimida por ello tiene un MIEDO REAL a no poder afrontar los gastos y obligaciones de su vida, pero le añade un miedo imaginario a sentirse culpable e inútil por no tener trabajo y teme que en un futuro su familia le culpe también por ello. Esto último sería un MAL IMAGINARIO. Lo primero sería pues, desechar ese miedo imaginario y afrontar el miedo real y presente, no tengo trabajo. Una vez hecho esto, nuestro trabajo, por difícil que ahora resulte, es tratar de dar solución al problema, es decir, encontrar el modo o trabajo que nos permita atender esas obligaciones. Sé que resulta muy fácil de escribir y muy complicado de llevar a cabo. Pero en primer lugar, si persiste en tu interior ese miedo que te bloquea en la búsqueda de soluciones y te convierte en un ser pasivo y lastimero, el problema seguirá ahí y adquiriendo mayor tamaño (y deudas) y por supuesto la enfermedad te acompañará hasta que consiga consumirte. En segundo lugar, una vez eliminados los miedos imaginarios y afrontados los reales, estarás un paso más cerca de dar con la solución y vencer al bichito de la depresión.

En cualquier caso, ésta enfermedad nos llena de miedos e inseguridades y todos los problemas o peligros que nos han llevado a padecer una depresión, seguirán estando ahí hasta que los afrontemos, clasifiquemos y los superemos.

Uno de los miedos más frecuentes entre los enfermos de depresión, y hablo desde mi experiencia y los cientos de mensajes que recibo y son la razón de que hoy decida escribir éste paso, es el MIEDO A NO SUPERAR LA DEPRESIÓN. Éste es uno de los principales obstáculos para vencer al bichito de la depresión, y además un miedo totalmente imaginario, porque aún cuando creáis que es imposible superar ésta enfermedad, y así lo creía yo hace un mes, es TOTALMENTE MENTIRA. No me cansaré de decirlo y espero que el tiempo me dé la razón. La depresión, al igual que otra enfermedad común, tiene una cura. Y como no me canso de decir, al igual que otra enfermedad, con tratamiento (en nuestro caso farmacológico y terapéutico) y mucha fuerza de voluntad, en más o menos tiempo estaremos curados definitivamente e inmunizados de por vida.

Por esa razón debemos erradicar ese miedo y contemplar la depresión como cualquier otra enfermedad, sin vergüenza, sin culpa y sin miedo a hablar de ella como un leproso del siglo XXVIII. 

Y una vez superado esos miedos reales e imaginarios nuestra fuerza de voluntad surtirá realmente efecto.

Al contrario que la depresión, el miedo seguirá existiendo en nuestras vidas al igual del resto de emociones que para bien o para mal resultan imposibles de anular, lo que sí podemos y vamos a conseguir es aprender a discernir entre miedos imaginarios y reales y afrontar y superar los miedos reales que se presenten en el futuro para no volver jamás a tener más miedo a la vida que a la muerte. Recordad, la vida es un tesoro y la muerte tan sólo el final de nuestro libro, de nosotros depende desear que ese libre nunca termine y que cuando llegue la hora de cerrarlo nos deje a nosotros y a aquellos que lo han leído y compartido un sabor dulce y una experiencia agradable y enriquecedora.

Y para terminar os dejo, como ya se ha convertido en costumbre, con una cita célebre, en ésta ocasión propiedad de Facundo Cabral (poeta y filósofo argentino fallecido hace 4 años):


“Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma”

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