miércoles, 18 de marzo de 2015

PASO 33 “RENUEVA TU ARMADURA”




Empiezo con una metáfora, comparando nuestra seguridad o autoestima con una armadura que si no cuidamos bien se oxida y se vuelve más quebradiza y si no engrasamos correctamente nos dificulta avanzar por pequeños que sean los pasos que intentemos dar. Y para colmo, si caminamos con la armadura oxidada, quebradiza y mal engrasada, los golpes que nos da la vida terminan por destrozarla del todo dejándonos indefensos a los puñetazos y patadas del destino, lo cual, desgraciadamente, nos puede causar daños irreparables e incluso causar la muerte por combatir indefensos.

Obviamente lo ideal sería llevar la armadura brillante y con todas las revisiones al día, pero como socialmente resulta extraño ir al psicólogo como medida preventiva y lo dejamos para cuando es imprescindible, la mayoría de nosotros nos enfrentamos a demasiadas batallas con la armadura con más remiendos que un torero miope.

Teniendo lo anterior en cuenta, la depresión y las zancadillas del destino dejaron mi armadura hecha polvo, inutilizable y es el momento de adquirir una nueva, darle uso y sobre todo de cuidarla cada día para que brille los días soleados, y se mantenga impermeable los días de lluvia.

Cuando comparo la seguridad o autoestima con una armadura, no me gustaría que se confunda la autoestima con la prepotencia nivel Rafa Mora (que está encantado de haberse conocido). Hablo de la seguridad como la capacidad de ser fuerte, sólido y SEGURO ante los golpes de la vida. Que desgraciadamente ha habido muchos y seguirán viniendo.

La mejor forma de forjar una armadura de calidad es buscando las mejores piezas del mercado, es decir, tratando de ser objetivos, debemos hallar y valorar nuestras capacidades y nuestro potencial. 

Cuando uno padece, como es mi caso, una depresión, cada vez que busca en su interior suele hallar principalmente defectos, inseguridades, culpa y vergüenza.

¿De verdad sólo encuentras eso? ¿Has mirado bien? Si la respuesta a ambas preguntas es SÍ, no me queda más remedio que lanzarte otra pregunta que por haber pasado de generación en generación ya entra por sí sola en los libros más importantes de Filosofía, y es la siguiente (como diría mi madre, la tuya y millones de madres)
¿A que voy yo y las encuentro? Y mi madre venía y encontraba lo que fuese, ya le dije en su día a Obama que le preguntase a ella por Bin Laden en lugar de dar vueltas por el mundo.
Pues lo cierto es que todos, repito TODOS, tenemos virtudes. Y son esas virtudes las que debemos recordar y sacar a relucir y serán las piezas de nuestra nueva armadura.

Y como en el anterior paso no pude hacer uso de mis queridos “ejemplos chorra” voy a aprovechar para meter ahora uno con calzador.

A mí me resulta muy difícil casi imposible compartir mis sentimientos negativos, me cuesta mucho hablar de mis problemas y detesto sentirme un quejica llorón, con lo que mis penas e incluso algunos llantos me los guardaba. El no dar salida a esas emociones empeora mucho la depresión, causa frustración y hacía que me sintiera incomprendido.

Pues bien, hallado mi defecto, hallé mi virtud, la escritura. Ignoro si lo hago bien o mal, y tampoco le doy importancia a ello. Lo importante es que gracias a escribir mi experiencia y compartirlas en mi Blog, he conseguido forjar una pieza imprescindible de mi armadura. Además he logrado que mi pareja, familia, amigos y desconocidos sepan cómo me siento sin tener que hablar, sentirme menos sólo y acompañar a otros, pero además, al menos en mi círculo familiar NORMALIZAR esta maldita de enfermedad. Y lo más sorprendente, si antes sentía que daba pena a los que me conocen por tener una depresión, ahora siento que me ven como un valiente que lucha por superar ésta enfermedad portando una brillante armadura.

De igual modo podemos encontrar más virtudes, pero de entrada debemos tener claro que mientras hay vida hay esperanza, lo importante es decidir presentar batalla al bichito de la depresión e igual que ahora somos muy conscientes de nuestros defectos, tratar de serlo también de nuestras virtudes y ventajas. A veces desdeñamos la sabiduría popular, pero encierra grandes verdades, como la que confirmé hace hoy tres semanas cuando dudaba entre irme de éste mundo o quedarme a mejorar las cosas. No sé si me quedará como frase para la posteridad, pero la verdad que confirmé es la siguiente:

“Cuando todo parece estar mal y sientes no poder estar peor, sólo puedes estar seguro de que el próximo cambio a tu vida, siempre será a mejor”

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