lunes, 13 de abril de 2015
PASO 48 "ESCUCHA TU VOZ INTERIOR"
Hasta hace poco mi voz interior no hacía más que gritar dando órdenes y malos consejos, recordando mis errores y mis defectos, aumentando mis miedos e inseguridades.
Afortunadamente, con el tiempo descubrí que, no era mi voz interior, sino la voz del bichito de la depresión la que hablaba. Había tomado el control y mandaba sobre mi mente y mi cuerpo hasta casi consumirlos.
Una vez identificada y casi silenciada la aguda y atenazante voz del bichito, pude volver a escuchar, cada vez más alta y clara, mi VOZ INTERIOR.
Tras varios años de ignorar mis propios deseos, anhelos e incluso necesidades me he visto en la obligación de prestar atención a las señales que mi mente y mi cuerpo me envían recriminándome esa falta de atención a mis prioridades, no es que haya vivido engañado ni mucho menos, he vivido ciego y sordo a lo que mi mente me demandaba.
Esa falta de atención a mis demandas emocionales han sido uno de los precursores, no sólo de mi depresión, también de una infelicidad que no supe reconocer y definir hasta ahora. En ocasiones resulta más fácil y cómodo desoír nuestra voz interior prestando especial atención a lo que yo llamo "placebos emocionales". Voy a poner uno de mis ejemplos chorras para definir éste concepto.
Imaginemos que nuestra vocación es ser cantante, amamos cantar y encima se nos da de maravilla, pero dedicarse a la canción es una carrera dura, incierta, ocasional, estacional y que requiere movilizarse para realizar bolos veraniegos y seguir la ruta de las festividades locales.
Supongamos también que deseamos formar una familia y ésto resulta en ocasiones difícil de conciliar con el mundo artístico. En éste supuesto, es posible que optemos por buscar un aburrido trabajo estable, que te proporcione un salario fijo y facilita la creación de un núcleo familiar compacto y cercano. Pero lamentablemente en éste supuesto, existe la posibilidad de ser tremendamente infeliz por no dedicarte a usar tu don y vivir de tu vocación. En ese momento, entra en juego el placebo emocional, nos hacemos creer que es mejor poder disfrutar de las fiestas del pueblo que ser la persona que canta para amenizarlas. Pero ¿es realmente cierto o es un placebo emocional? ¿De verás no deseas ser tú quien haga bailar a los congregados en lugar de ser un parroquiano más?.
El uso de los placebos emocionales y la falta de atención sobre nuestra voz interior suele ser causa de depresión e infelicidad- La sinceridad es una virtud muy apreciada pero habitualmente muy poco usada con nosotros mismos, no se trata de qué deseas o con qué sueñas, porque muchas veces ésto suele carecer de objetividad, sino de ¿qué necesitas para no ser infeliz?.
Por supuesto que la felicidad no es un estado emocional regular y constante, está forjada de pequeños momentos, pero al contrario, la infelicidad si tiene la capacidad de ser crónica y muchas veces basta con ser sinceros con uno mismo y escuchar nuestra voz interior para alejarnos de ella.
Normalmente, atender a nuestras necesidades puede parecer que altera el cubrir las necesidades de nuestros seres queridos y de nuestro entorno, lo que nos dificulta aún más huir de la infelicidad, pero ¿realmente quienes te quieren merecen una versión infeliz de tí?. ¿No será mejor atender y seguir esa voz interior, dejar de amargarte y proporcionar felicidad a quienes te rodean?.
Y como viene siendo habitual me despido con una cita célebre, en ésta ocasión del difunto Steve Jobs (cofundador de Apple).
"Tu tiempo es limitado así que no lo desperdicies viviendo la vida de otras personas, no dejes que el ruido de las opiniones de otros ahogue tu propia voz interior. Y lo más importante, ten el coraje de seguir tu corazón e intuición. De alguna manera ya conocen lo que realmente quieres hacer. Todo lo demás es secundario".
domingo, 12 de abril de 2015
PASO 47 "EL ESPÍRITU DEL ALQUIMISTA"
En el plano espiritual de la alquimia, el alquimista debía transmutar su propia alma, antes de trasmutar los metales. Pues cual guerrero alquimista voy a intentar de modificar y adaptar mi personalidad acorde a mis necesidades para la lucha que mantengo contra la depresión y para la guerra que supone la vida en sí misma con objeto de encontrar la paz.
Además, me veo en la necesidad de trasmutar factores que son de motivación e inspiración, pero que según las circunstancias se convierten en motivo de culpa o miedo, hasta convertirlos en un elemento más valioso que el oro. EN FUERZA.
En éste momento no voy a hacer uso de mis queridos ejemplos chorras, ya que tengo la necesidad de compartir y desahogar el origen de ésta buena lección.
Mi recuerdo de la infancia sobre la paternidad, aunque me haya criado sin un padre, es el de aquel hombre amante de los bares, el fútbol y de sacar la mano a pasear que era poco dado a las muestras de afecto en público y se pasaba la vida trabajando pero mantenía su presencia en el hogar, gracias a una madre que no se cansaba de repetir a los hijos: "Verás cuando se lo diga a tu padre". Frase efectiva de manera inmediata para imbuir respeto y temos entre los menores.
Hoy creo que los padres en general hemos adoptado un rol más maternalista, nos ocupamos de manera solidaria de sus necesidades, educación, aseo y resulta normal el cariño ilimitado de padres a hijos. Obviamente y muy a mi pesar ignoro el vínculo carnal que se establece entre madres e hijos, de lo que no me cabe duda, es de que el amor que siento por mis hijos solo puede ser muy levemente superado por ese vínculo.
Si bien estoy de acuerdo con la graciosa y eterna expresión de "Daría la vida por mis hijos" de lo que no dudaría ni un segundo, lo cierto en mi caso es que ellos me han dado la vida a mí. De no ser por ellos estoy convencido de que no seguiría en éste mundo, son mi razón de ser y la muestra viviente de que pese a todos los errores que haya podido o pueda cometer en ésta vida he hecho dos seres maravillosos que han cambiado mi forma de entender la vida.
Como la tradición de algunos pueblos, en las que aquellos que son salvados por otro hombre, deben su vida a su salvador, yo les debo la vida a ellos. Les debo amor, protección, seguridad, apoyo, etc, pero sobre todo les debo convertirme en un hombre y padre digno de haber sido salvado por ellos. Y en éste momento no me siento como tal.
En primer lugar, siento que me hallo en mitad de una encrucijada, en la que todos los caminos posibles guardan riesgo, peligro y dolor, pero sólo uno me llevará a donde quiero. En la tesitura de tener que tomar decisiones que a medio plazo den resultados, pero que a corto plazo resultan duras de tomar y llevar a cabo. Y en la necesidad de tener que realizar cambios en mi vida, que me impidan ver a mis hijos tanto como quisiera para poder ofrecerles a ellos y a mí mismo un futuro mejor.
Ahí es donde entra en juego mi nueva alma del guerrero y sobre todo mi espíritu de alquimista.
Por ejemplo (y lamentablemente éste no es chorra) supongamos que para poder mantener a tus hijos y cubrir sus necesidades, debes trabajar lejos de su hogar, y por tanto pasar de verles cada noche a disfrutarlos sólo los fines de semana o 4 días cada quincena. En principio parece lógico elegir ésta opción ya que aparte de consolidar tu vida y la de ellos, es posible que esos días dedicado a ellos sean de calidad superior a varias noches cansado y amargado. Pero no por lógico deja de ser duro, muy duro. Para éste ejemplo como cualquier otro similar, la alquimia emocional juega un papel importantísimo.
Si en lugar, de padecer añoranza, culpa, miedo o dolor desde el momento de la despedida hasta el reencuentro, trasmutamos esos sentimientos negativos en pensamientos de motivación, felicidad, amor y sobre todo conscientes que cada día que pasa te acerca a ellos en lugar de alejarte, el cambio realizado será mucho más fácil de llevar y asimilar. Porque recuerda, era un cambio necesario.
Así que en nosotros reside esa increíble capacidad para gestionar nuestras emociones acorde a nuestra realidad y necesidades para lograr un bien mayor.
Y como ya es costumbre me despido con una cita, en ésta ocasión como la anterior, no es célebre y probablemente nunca lo sea porque es de éste humilde luchador:
"Los pasos más duros son los que te llevarán más alto, los pasos más firmes serán los que te eviten caer, y todos los pasos recorridos te darán la fuerza para levantarte si tropiezas".
Fabio Alonso.
viernes, 10 de abril de 2015
PASO 46 "EL ALMA DEL GUERRERO"
Desde que decidí superar mi enfermedad, adopté el alias de Luchador Depresivo, en ningún momento por ocultar mi identidad, sino porque el término de Luchador definía mejor mi nueva actitud frente al bichito de la DEPRESIÓN.
Actualmente sigo sintiéndome un luchador contra ésta maldita enfermedad, pero con el conocimiento de que ésta lucha es tan sólo parte de una guerra mayor: MI VIDA.
Y es que ésta lucha es tan sólo algo que debía suceder en el campo de batalla que es mi vida. Nuestra existencia, desde que nacemos es una guerra continua en la que nuestro desarrollo personal conforma la solidez de nuestro ejército y la utilidad de nuestras armas, en resumen, que si me encuentro derrotado en ésta lucha contra la depresión, es porque no estaba suficientemente preparado en mi guerra por la vida.
Ahora soy plenamente consciente que no han sido mis enemigos, es decir mis problemas y mis errores, quienes me han vencido, sino que he sido yo el que se ha dejado derrotar por posicionar mal a mis tropas, desarmadas y a pecho descubierto.
Por tanto me hallo en la obligación de asumir esta lucha como parte de una guerra que durará toda la vida y a asumir que cada paso que de, cada lección que aprenda y hasta el más mínimo error que cometa debo ser yo, y sólo yo quien los convierta en soldados armados y cualificados para superar las siguientes batallas y llegar con éxito al final de mi guerra y con las menores bajas posibles.
Éste nuevo estado de consciencia me empuja a observar más allá de ésta pequeña derrota que supuso la conquista y posterior reconquista de mi vida, a entender toda mi vida como una batalla que debo vencer, ahora y siempre. Desde que nacemos llorando todo empeora, lo tristemente cierto es que incluso aquellos que consideramos poderosos en el combate, es decir, los ricos, sanos, guapos, exitosos, etc guardan su punto débil cual Aquiles y son susceptibles de ser pateados por la vida y morder el polvo del que procedemos.
Así que, aunque no deje mi seudónimo, interiormente me he convertido en guerrero, y donde un día cohabitaban el bichito de la depresión y el espíritu del vencido hoy ha emergido EL ALMA DEL GUERRERO.
Como buen guerrero mi tarea consiste en definir mis objetivos, administrar mis fuerzas, ser objetivo con mis capacidades y por supuesto mis incapacidades, ser paciente, persistente. Igualmente debo ver cada conflicto como una pequeña pieza de mi desestructurado puzzle existencial y darle una perspectiva más amplia para poder colocarlo. Y lo que me resulta más complicado desde que tango alma de guerrero es la necesidad de verme obligado a sacrificar algunos soldados por el bienestar de muchos.
Voy a hacer uso de nuevo de mis amados ejemplos chorras para explicar con más detalle ésta complicada parte de la guerra. Supongamos que Jose María de los Tacones, proviene de una familia acomodada, hizo la carrera de medicina al igual que su padre y su abuelo, y es el médico de cabecera más respetado (como lo fueron su padre y su abuelo) del imaginario pueblo "Conservador`s City".
Como podéis imaginar, tanto su familia como sus pacientes y vecinos son ultraconservadores, tanto que no querrían ser ni familiares ni pacientes si supieran que Jose María de los Tacones se enamoró perdidamente de un compañero de clase mientras estudiaba medicina en Madrid.
El hecho de no poder llevar, digamos, una vida normal en "Conservador´s City" y tener que fingir y ocultar su homosexualidad ante su familia, vecinos y amigos, no sólo le ha sumido en una depresión siendo un médico prestigioso, de buena familia, con recursos, salud y buena apariencia, sino que además le ha hecho tan débil para la batalla que la guerra que supone su vida está condenada al fracaso.
La única solución posible de armarse para dicha guerra y tener opciones de éxito requiere muchos sacrificios, o bien su familia, sus vecinos, su puesto de trabajo e incluso su lugar de residencia, pero probablemente deberá sacrificar algo de lo que posee para poder seguir luchando.
En resumen, la depresión es sólo una lucha de las mucha que nos ha tocado y tocará librar en la guerra de nuestra vida. De nosotros depende imbuirnos del espíritu del guerrero y asumir la necesidad de realizar grandes sacrificios por un bien mayor y tomar perspectiva y conocimientos.
Como sabéis quienes me leéis acostumbro a despedirme con una cita célebre, pero en ésta ocasión voy a tener la osadía de usar una frase propia:
"Cuando nacemos nos obligan a llorar para constatar que estamos vivos, ahora mi obligación es la de reír para recordar que sigo con vida"
Fabio Alonso
miércoles, 8 de abril de 2015
PASO 45 "APRENDE A LEVANTARTE"
Ésta última semana ha sido intensamente compleja, larga y dura. Tanto que he vuelto a asomarme al pozo que ya sentía lejano y he vuelto a sentir el frío aire de sus entrañas golpeando mi cara. Si hace tan sólo un par de semanas me sentía cercano a reducir la medicación, ahora estoy deseando que llegue el próximo lunes para visitar a mi psicóloga.
Y es que durante este largo y duro proceso de curación y superación, mi vida, tal y como la conocía hasta ahora, necesitaba y necesita de muchos cambios y sus posteriores adaptaciones.
Todo proceso de cambio resulta angustioso, el miedo a lo desconocido y lo nuevo es inherente al ser humano, y más cuando mientras padeces una depresión, es cuando más crees necesitar estabilidad en tu vida.
Lo que resulta obvio es que si tu rutina y tu "estabilidad" anterior te han llevado a pasar por una depresión es la necesidad de realizar cambios en todo tu entorno, aunque ello pueda parecer indicar sumirte de nuevo en el caos, también se puede como un modo de barrer todas aquellas conductas y procesos cognitivos y lanzarse a una reconstrucción completa de tu nuevo yo.
Lo cierto es que una vez que conocí al bichito de la depresión también conocí varios aspectos de mi personalidad y de mi modo de pensar o actuar que aborrezco. Sin ser consciente de ello me había convertido en otra persona, muy diferente a la que era en el pasado, pero sobre todo, opuesta a la persona que deseo ser en el futuro.
Había terminado por acostumbrarme a vivir una vida que no era la mía, por conforma con poco y añorar e incluso desear mucho. A vagar sin un rumbo fijo calzando unos pesados zapatos de cemento que sólo ralentizaban mi camino, que en lugar de ser recto era errático y en círculos. Persiguiendo un futuro al que en realidad no deseaba llegar, hasta el punto que mis raudos pies y mis largas alas llegaron a atrofiarse hasta quedar casi inutilizables.
Durante mi paso por ésta vida, he oído o me han hecho sentir un montón de lindezas, que no hacían más que aumentar mi inseguridad, mis miedos y condicionar mi camino y la forma de ver la vida. Me han llamado loco, inmaduro, inestable, egoísta, desequilibrado e incluso me han llamado SOÑADOR a modo de insulto por ser inconformista, optimista en exceso y con deseos de volar hacia el sol aunque significase acabar como Ícaro. Ahora visto desde otra perspectiva, quizá Ícaro fue inmensamente feliz mientras se acercaba al sol y el resto de mortales agonizaban en vida con sus pies enraizados.
Ahora creo entender que no es que yo sea raro, diferente o "esté más loco de lo normal", si no que comparto una condición con el resto de los mortales que es la que más nos diferencia: SOY ÚNICO.
Por esa razón, y pese a que las razones de infelicidad que tengo puedan ser comunes con la mayoría de los seres humanos, las razones para ser feliz y el modo de lograrlo son tan personales que entiendo que sea tan raro para muchos.
Hay quienes como yo, tienen miedo de una existencia vacía, gris, aburrida y preestablecida y nacemos con el ansia de bebernos la vida del sediento que apura la última gota de su cantimplora en medio del desierto. Y obviamente hay quienes el hecho de no saber cual será la siguiente comida es una causa de inseguridad y miedo.
En resumen, si el personaje principal de la historia de tu vida, que eres tú, vive una vida con un desenlace que temes, una existencia que aborreces en un lugar que te desagrada y en un entorno que no es el tuyo, sólo existen dos desenlaces posibles. Aceptar esa historia como propia o luchar por cambiar todo aquello que te ha sumido en una depresión o en la infelicidad.
En ese camino hacia el cambio, es inevitable caerse más de una vez, no sólo a causa del miedo o la confusión, es posiblemente por el mero hecho de recorrer un camino que sencillamente no conoces. No importa cuantas veces caigas, lo único que importa es saber hacia dónde ir y ser lo bastante fuerte para levantarte una y otra vez hasta que llegues a tu destino.
"Quedarse en lo conocido por miedo a lo desconocido equivale a mantenerse con vida pero no vivir"
martes, 31 de marzo de 2015
PASO 44 “APRENDE A QUERERTE”
Llevo 35 años queriendo quererme, y ha sido bastante
complicado, mis defectos me lo impedían. En una relación de amor convencional
el amor surge de repente, a primera vista. En otros casos, el amor es fruto del
contacto, como decimos en España, del roce.
Curiosamente, después de rozarme, conocerme y verme a
primera vista cada mañana, en lugar de surgir ese amor, he llegado a odiarme.
Hubo mañanas en las que al despertar, no sólo no me reconocía, sino que al
hacerlo me cargaba de reproches. Mis errores y mis defectos hablaban con voz
más alta y firme que mis pequeños logros y virtudes.
Lo bueno del paso del huracán DEPRESIÓN es que al barrer
toda mi existencia, también eliminó muchos de mis defectos y temores así como
la percepción de mí mismo. Cuando arrasó los cimientos de mi vida dejó un
lienzo lleno de polvo que una vez limpiado quedó blanco e impoluto sobre el que
volver a trazar mi nueva vida.
Lo malo de empezar a pintar sobre un nuevo lienzo es que, si
no tienes perfectamente definido el resultado, puedes dar trazadas erróneas o
salirte de las marcas, es decir, puedes dar pasos en falso que estropeen tu
vida en el futuro.
Siguiendo el hilo de la metáfora, en lugar de esforzarme en
pintar un cuadro muy concreto de lo que deseo en el futuro, voy a liarme a dar
brochazos desde lo más profundo de mi ser, a dejar que mi subconsciente trace
sus propias líneas y a respetarme como artista, sin importarme demasiado el
resultado del cuadro o la opinión de los críticos, que son más de lo que he
invitado.
Hoy he dado un paso más hacia mi recuperación, me he
adueñado del lienzo que representa ahora mi vida, y en lugar de lanzarlo a las
llamas como deseaba hace más de un mes, voy a dejar que mi nuevo yo se adueñe
de los pinceles y trace mi nuevo futuro.
Algo que nos une a los depresivos y a los no depresivos es
la falta de amor sincero a nosotros mismos, vagamos por el camino que es la
vida esperando que otros nos proporcionen el amor que no somos capaces de
proporcionarnos. Eso como indica el dicho es “Pan para hoy y hambre para mañana” o como reza la sabiduría popular “Es necesario aprender a amarse para poder
amar a los demás”.
Lo complicado de amarse uno mismo, es que tras tantos de
intentarlo de forma fallida, es necesario descubrir el modo correcto de
hacerlo. En mi humilde opinión, todos nacemos con unas carencias y a medida que
crecemos nuestro entorno nos añade otras nuevas, sea inseguridad, cariño,
recursos económicos, etc. Por esa razón andamos buscando alguien o “algo” que
supla nuestras carencias. Para lograr amarse uno mismo primero debemos
descubrir esas carencias, estudiarnos y entendernos, y sobre todo tratar de
suplir nuestras necesidades por nuestra cuenta. En caso de resultar imposible, no
queda otra opción que aprender a convivir con nuestros defectos y llegar
incluso a quererlos también.
Aparte de eso, amarse tampoco debe resultar tan complicado,
ERES LA PERSONA QUE MEJOR TE CONOCE. Ya sabes que te hace feliz y sobre todo
que te causa infelicidad, omite todas las razones que creas que te dificulten
amarte y céntrate en todo aquello que te hace especial, único y diferente.
Disfruta de tu cuerpo, de tu familia, tus amigos o tu
entorno, pero sobre todo aprende a disfrutar de tu compañía. Si antes te decías
lo negro que se veía todo, trata de contarte chistes viendo una comedia, de
animarte mientras corres y de llamarte guapo frente al espejo. Pero sobre todo
recuerda que eres la única persona con
la que vas a convivir el resto de tu vida.
Es el momento ideal para cogerse uno mismo de la mano e ir
al cine a ver la peli que más te guste, a cenar tu comida preferida e ir de
compras o a bailar. El momento de aportarte la felicidad que antes esperabas
que te aportasen otros, el momento de ser uno mismo, de amarse y sobre todo…
respetarse.
Y recordad, como suelo hacer, me despido con una cita
célebre, en ésta ocasión del gran Oscar Wilde, que dijo:
“Amarse a uno mismo
es el principio de una historia de amor eterna”
lunes, 30 de marzo de 2015
PASO 43 “VIVE TUS SUEÑOS”
Haciendo un balance de mi vida, aparte de buenos momentos y
experiencias, ahora soy consciente que los rumbos que he tomado han sido
basados en el miedo y la inseguridad. Cuantas noches habré pasado pensando en
lo infeliz que era por no vivir acorde a mis antiguos sueños.
Todos sabemos lo sencillo y agradable que es tener sueños,
pero lamentablemente tendemos a confundirlos en metas, y por otro lado estas
metas no están basadas en nuestra realidad, sino en una realidad inculcada por
la sociedad.
Desde que sufro ésta enfermedad he conocido a través de
internet a cientos de pacientes, por desgracia, la mayoría tenemos en común
demasiadas razones para padecerla y demasiados motivos para superarla, pero de
todos los causantes de la depresión, uno de los más llamativos es el de
aquellos, que llevando lo que podríamos llamar, una vida confortable, se
sienten totalmente vacíos e infelices por no llevar a cabo sus propios sueños.
Os voy a poner un ejemplo chorra de los míos con la vida de
un personaje ficticio al que he decidido darle un nombre muy común para hacerlo
cercano.
Agapurnio Tristede Veras es un director de una sucursal
bancaria en un pequeño pueblo, lleva en su puesto de trabajo casi veinte años
por lo que entre su sueldo y sus incrementos por antigüedad cobra un buen
sueldo con el que ha podido pagarse un adosado en su pueblo, un apartamento en
la costa alicantina, un coche familiar, un coche urbano y tener unos dignos
ahorros. Nuestro envidiado Agapurnio se casó hace 18 años con una farmacéutica
del pueblo y tiene dos hijos sanos y estudiosos y un cocker muy bonito aunque
más tonto que ir de vacaciones a Korea del Norte.
Pues a pesar de llevar una vida aparentemente cómoda,
Agapurnio lleva 2 años con tratamiento por depresión porque ya no quiere a su
mujer pero le da miedo romper el vínculo familiar, porque adora la ciudad y se
siente encerrado en un pueblo, su aburrida monotonía y sus cotilleos. Porque
siempre ha querido viajar pero alguien o algo siempre se lo ha impedido salvo
que fuese un viaje familiar a las Canarias en todo Incluido. Y porque siempre
ha soñado con ir al Himalaya y a sus 40 años cree que ya es demasiado tarde. En
resumen, se siente secuestrado por una vida que no desea llevar y comienza a
dejar de desear vivir.
La vida que muchos desean llevar es la que está ahogando a
Agapurnio. Lo que si parece común entre Agapurnio, los enfermos de depresión y
el resto de los mortales salvo alguna excepción, es la frustración por llevar
una vida que en nada se parece a la que hubiésemos soñado. Y otro punto en
común para superar esa frustración es EL MIEDO
AL CAMBIO.
Como ya he dicho anteriormente, desde pequeños nos han
rodeado de dogmas pesimistas que nos marcan un camino demasiado concreto, y nos
han querido convencer de que salir de esa ruta o realizar algún cambio siempre
nos conducirá a un futuro peor. La sociedad no aprecia a las personas que somos
dadas a cambiar con frecuencia de trabajo, de pareja, de domicilio, etc. Somos
aparentemente inestables y no desean a alguien cerca inestable.
Lo cierto es que en la vida, existen cambios que son a peor,
pero por cada uno existe otro que es a mejor. Lo que sí es claro, al menos para
mí, es que si sigues llevando una existencia que te lleva a la frustración, al
desánimo y/o a la depresión estás jodido manteniendo ese camino, si haces un
cambio, puede que las cosas no salgan bien…. ¿pero y si el cambio es tu salvación?.
Últimamente me fijo en muchos libros de autoayuda que
prometen convertirte en un triunfador, en un seductor, un empresario de éxito o
un gurú de la comunicación. La verdad es que no tengo mucha fe en éste tipo de
publicaciones, de hecho, que sería del mundo si todos fuésemos Bill Gates y no
hubiese Pepes fontaneros, Antonios carpinteros y un borracho en cada pueblo. Lo
que sí creo a pies juntillas es que TODOS sin excepción podemos cambiar algo en
nuestras vidas que nos haga un poquito menos infelices, nos acerque a la
felicidad un poquito o nos prevenga de una depresión. El primer paso para
lograr ese cambio, es liberarse del miedo. El ser humano está hecho para
cambiar, para evolucionar, si alguno de los que me lee, consigue llegar a fin
de mes y mantener a su familia…para mí ya es un héroe capaz de todo.
Para luchar con esos miedos lo mejor resulta analizar el
escenario de ese posible cambio en la peor de las posibilidades, contemplar la
reacción que tomaríamos en el peor de los casos y contemplarla como la más
probable. Una vez hecho y digerido esto el miedo se va difuminando lentamente
hasta convertirse en un recuerdo.
Quizá si Agapurnio le dice a su mujer que éste verano en
lugar de a Lanzarote en familia NECESITA ir al Himalaya para cumplir su sueño,
su mujer en lugar de negarse y enfadarse (el peor resultado posible), le
comprende, le apoya y además de cumplir su sueño recuerda porqué se enamoró de
su mujer y todo empieza a mejorar.
Así que tanto como para salir de una depresión como para
evitarla, es necesario tratar de definir mejor nuestros sueños acorde a nuestra
realidad, elegir el más factible de ellos, eliminar el miedo al cambio y luchar
por ello hasta conseguirlo.
Uno de mis sueños ha sido siempre escribir un libro, siempre
he tenido buenas ideas para empezarlos pero no conseguía darles fin, en éste
momento de mi vida estoy decidido a terminar el que empecé narrando mi
experiencia como enfermo de una depresión.
Cuando lo logre, aunque ni siquiera lo editen, será junto
con mis hijos, y mi viaje a Nueva York, el cuarto sueño vital que haya
cumplido, y los días en que el bichito de la depresión se plantee acercarse de
nuevo a mi vida, abrazaré a mis hijos, recordaré mis paseos por Central Park y
le pegaré con mi libro para que se vaya calentito.
Me despido con otra fase motivadora, recordad siempre que:
“La gente que no
logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los
suyos”
viernes, 27 de marzo de 2015
PASO 42 “EL PODER DEL PRESENTE”
Hoy me he acordado de aquella mítica frase de Forrest Gump,
“La vida es como una caja de bombones, nunca sabes cuál será el siguiente que
te va a tocar”. Y visto desde esa perspectiva lo cierto es que el exceso de
preocupación en el mañana, en ocasiones nos descentra del presente.
Ya no me refiero a la educación
social que hemos recibido desde la infancia para exigirnos ser el número
uno en todo y vivir una vida acorde a lo establecido y un régimen de consumo y
necesidades superfluas para ser un ciudadano de bien. Yo mismo era una de esas
personas preocupadas por cambiar de Iphone o de coche para provocarme una falsa
sensación de felicidad.
De lo que hablo es de esa intensa preocupación por controlar
el futuro sin siquiera ser dueños del PRESENTE.
Llevo casi 4 años en una ciudad, demasiado pequeña y
aburrida para mi gusto y para aquellas que consideraba que eran mis necesidades,
y aquellos que vivimos o estamos acostumbrados a las grandes ciudades, ese “ansia
por vivir” se convierte más bien en un estilo de vida. En Madrid mi vida
discurría con tanta rapidez que hasta corría por realizar las actividades marcadas
para mi tiempo libre.
Cambiaba de domicilio, de trabajo, de pareja, de entorno,
de vida para tratar de mejorar con cada cambio. Ahora me doy cuenta de que sólo
trataba de buscar la felicidad de un modo erróneo y ser dueño de mi futuro.
La definición en el diccionario de futuro es “aquello que
sucederá o existirá en un tiempo posterior al presente”. Estaréis de acuerdo
conmigo en que la definición es tan efímera como el futuro en sí.
Llevamos toda
una vida tratando de asegurarnos un futuro, de hecho hay miles de personas
infelices y frustradas porque han tratado de definir su futuro en base a
razones erróneas, por ejemplo (chorra por supuesto) los miles de abogados,
médicos, etc, que pasaron años de estudios y de prácticas para tener la carrera
que deseaban sus padres cuando hubiesen preferido irse a escavar pozos en
África. O bien aquellos que hicieron la carrera deseada y tras años de esfuerzo
y gracias a ésta maldita crisis en lugar de estar operando o defendiendo a sus
clientes en el juzgado, están sirviendo hamburguesas, o peor aún en el paro.
Querer adueñarse del futuro es como querer poseer el sol,
imposible, frustrante e inútil y además, en el hipotético caso de lograrlo en
ambos casos acabaríamos ardiendo…
Todos tenemos respeto y miedo al futuro, el ser humano nace
con el temor de lo inesperado, y para evitar ese temor planifica su vida
pensando en que podrá controlar lo que suceda. Pues bien, lo más probable que
suceda es que el Universo nos dé una coz y por muchos planes que hagas acabes
perdido y frustrado, o como en mi caso, con una depresión de caballo.
No digo ni mucho menos que debamos llevar una vida de
anarquía sin pensar en el mañana, sino que lo
realmente importante y útil es recordar y aprender del pasado, disfrutar y
vivir el presente y no agobiarse por el futuro.
Una vez que consigues asumir las experiencias vividas y
centrarte en el día de hoy como si fuese el último, porque amigo, puede que lo
sea, consigues desechar ese miedo heredado al mañana.
Sé que esto es muy, pero que muy difícil, como os dije
anteriormente, he establecido una rutina para dejar sin fuerza al bichito de la
depresión, mantener alejados de mi mente los pensamientos negativos e ir
adaptando mi vida a los ritmos normales para poder en un futuro cercano
reincorporarme a la vida laboral. Con éstos “deberes” en mente, ésta mañana al
despertar lo primero que he hecho, como todas las mañanas, es llevar a mi mente
un pensamiento positivo, retenerlo hasta que me invada esa sensación cálida de
amor (normalmente pienso en mis hijos y sus sonrisas), pero acto seguido, al
mirar el reloj, aún antes de levantarme se agolpaban en mi cerebro todas
aquellas cosas que tenía previsto hacer hoy y el orden de ejecución. Comenzaba a sentirme estresado sin
necesidad. Por suerte para mí, mi hijo pequeño de casi dos años lleva unos
días resfriado y ha pasado la noche en nuestra cama, y al girarme y ver su cara
dormido… desapareció el estrés, en ese momento, sólo importaba él. Sólo importaba el presente.
Y esa lección es la que he aprendido hoy, el mañana es
incierto y posiblemente injusto, lo único que tengo es el presente, el ahora,
de mi depende la calidad de ese momento. Discernir entre lo realmente
importante y lo inducidamente necesario. Saber aprovechar cada día con la
esperanza que lo bueno que hagamos hoy, sea de utilidad mañana, sin depender de
que así sea. Por eso creo que ésta lección, no será únicamente útil para
superar mi depresión, sino para evolucionar.
Y como viene siendo costumbre, os dejo con una cita célebre,
dicha por mi admirado Jean Paul Sartre:
“No perdamos nada de
nuestro tiempo, quizá los hubo más bellos, PERO ÉSTE ES EL NUESTRO”
miércoles, 25 de marzo de 2015
PASO 41 “EL MISTERIO DE LA FELICIDAD”
Obviamente si poseyera el secreto de la felicidad, aparte de
correr a compartirlo, no estaría pasando por ésta enfermedad, pero padecer
DEPRESIÓN me ha enseñado una de las claves de la INFELICIDAD, y es
sencillamente que el mayor causante y culpable de mis problemas era yo, mejor
dicho, mi forma de afrontar los problemas y mi vida en general.
Y es que vivimos en un mundo en el que indirectamente
nuestro entorno nos obliga a vivir una vida y a recorrer un camino que no tiene
porqué ser necesariamente el nuestro.
Desde la adolescencia comienzan a inculcarnos unas
necesidades y unos requerimientos básicos que se acaban convirtiendo en
obligaciones para lograr el éxito y la felicidad. De ese modo nos enseñar a
desear ser el primero de la clase, el mejor deportista, el más titulado, a
obtener el mejor empleo posible, el mayor sueldo, a ser el más rápido en
obtener un ascenso, a hipotecarte para comprar una casa, a comprar una segunda
residencia de vacaciones, a cambiar de coche, de Iphone, de Ipad y así un
increíblemente largo etcétera.
Al enseñarnos a relacionar todo lo anterior con la sensación
de éxito y felicidad, aquellos que no logramos todas esas metas, que somos la
mayoría, nos invade la frustración y la infelicidad.
¿Realmente
necesitamos todo eso para ser felices?
Desde que convivo con el bichito de la depresión ha cambiado
por completo mi forma de ver la vida, de ver mis necesidades y mis anhelos.
Resulta muy complicado borrar años de aprendizaje social y extraer de la mente todas aquellas
obligaciones que tan bien nos han inculcado. En los últimos años ha surgido una
nueva generación de escritores, pedagogos, coaches y demás divulgadores de un
método para la obtención de la felicidad, así a nuestro aprendizaje social
previo le han añadido una nueva lección, bajo la premisa de: Querer es poder nos han hecho creer que
tenemos todo el potencial necesario para pedir al Universo que cumpla nuestros
deseos y hacerlos realidad para conseguir
ser felices.
Pues lo cierto es que resulta maravilloso creer que si ésta
noche me paso una hora pidiendo al Universo que me haga crecer 20 cms y
amanezca con un saldo bancario como el de Bill Gates, estoy convencido de que
al despertar, seguiré midiendo lo mismo, con la cuenta en números rojos y
además un poco más desilusionado que la noche anterior.
Ignoro casi todo sobre el Universo (como de millones de
cosas más) pero hay dos cosas de las que estoy seguro, la primera es que por
mucho que desee algo y lo pida cada día, lo visualice y forre las paredes de mi
casa con aquello que deseo, es muy probable que no lo consiga nunca y en lugar
de felicidad me proporcione frustración. No nos engañemos, no hay panaceas para
la felicidad y muchas veces querer no significa poder. Y aún existen casos
dignos de estudio de personas que contra todo pronóstico se superan ante
enormes adversidades y logran lo que muchos calificaríamos de éxito, eso no
implica que sean felices. Basta recordar a cientos de personajes famosos,
actores, cantantes, empresarios, artistas, quienes pareciendo que poseen todo
lo que el resto de mortales CREEMOS
DESEAR muchos de ellos lejos de ser felices, han sufrido trastornos
mentales, aducciones e incluso llegado a suicidarse.
La segunda cosa que sé sobre el Universo, es que es
terriblemente injusto, deportistas de élite en la flor de la vida con cuerpos
sanos y cuidados como templos caen fulminados en los campos de futbol, niños
soldado que luchan y caen víctimas de una guerra que no es la suya, las 150
personas que ayer volaban rumbo a Alemania y murieron al estrellarse su avión
en los Alpes… y así podría estar días escribiendo.
Si hace un mes consideraba quitarme la vida hundido bajo el
peso de esta depresión, hoy siento que mi vida es único tesoro que deseo cuidar
e incrementar. Lo más cierto de mi vida y todas las vidas, es que tiene un fin.
Nos guste o no a todos nos llegará la hora de bajar el telón en la obra de
teatro que narra nuestra vida y sólo depende de nosotros como sea ese final y
el argumento.
Pues bien, si para mí el misterio de la felicidad continua
siendo un misterio, el hecho de conocer algunas de las claves de la infelicidad
me puede ayudar para emprender una tarea deductiva basada en hallar la
respuesta correcta descartando las incorrectas.
La primera de ellas es que a mis 35 años de edad, no
necesito ser el mejor trabajador, el que más dinero gane y posea, dos coches,
una moto, un chalet en la costa y el Iphone 6 plus, hasta que salga el 7, que
estaré obligado a deshacerme de esa antigüedad y cambiar de teléfono.
Me basta con ser lo mejor padre, marido, amigo y persona QUE PUEDA LLEGAR A SER. Elijo compartir
mis penas, experiencias, dolor y alegrías con aquel que lo necesite en lugar de
vivir jactándome de mis logros.
Me sabe mucho mejor mi medio bocata de chorizo, cuando he
compartido la otra mitad con quien pasa hambre, que el mejor caviar del mundo.
Prefiero caminar y pararme a levantar al que ha tropezado en lugar de ascender
pisando cabezas y vidas como nos quieren enseñar a hacer.
Ahora soy consciente de que el Universo no me va a dar nada
por mucho que lo desee y lo pida, en realidad en muchísimas ocasiones el Universo no nos da ni lo que merecemos,
llegando incluso a favorecer más a los villanos y asesinos que a las personas
de buen corazón y manos curtidas.
Otra verdad recogida a base de golpes y fustigación es que
muchas veces aunque quiera, hay cosas que no podré lograr. Lo que si depende de
mí, es luchar por hacer todo lo que sí puedo, de la mejor manera posible,
disfrutar de las cosas buenas que me dé el destino y afrontar los golpes bajos
con los que también me obsequia y sabiendo que vida sólo hay una y toda tiene
un final, debo luchar por disfrutar de ella, como decía Frank Sinatra, a mí
manera.
Sólo deseo que estas nuevas lecciones aprendidas se graben
en mí a fuego, utilizarlas a diario para, si bien no consigo la FELICIDAD
PLENA, me alejen de la infelicidad constante, por último os dejo con una cita célebre,
propiedad de Thomas Hardy:
“La felicidad no
depende de lo que uno no tiene, sino del uso que hace de lo que tiene”.
lunes, 23 de marzo de 2015
PASO 40 “VUELVE SOBRE TUS PASOS”
En general hoy ha sido un buen día, hasta que un simple
comentario me volvió a convertir en la persona depresiva que lucho por dejar
atrás. Que jodido y que cierto, después de casi 30 días de sacrificios y
esfuerzos, llega un desconocido con mala leche y todo mi mundo comienza a
temblar.
En mi afán constructivo debo decir, que si antes me hubiese
revuelto en el fango de mis miserias, hoy he optado por combatir la injusticia
y las mentiras, aunque me cueste y me hiera. Lo cierto es que hasta hoy, he
intentado compartir únicamente la parte constructiva de mi desarrollo y mi
lucha contra MI DEPRESIÓN, intentando ahorraros las dificultades que implican
los pasos que he dado. Ahora me doy cuenta de mi error. Ahora soy consciente de
que al evitaros el sufrimiento que mi trayecto conlleva no he sido totalmente
sincero, y esto, es lo último que deseo.
Luchar por superar una depresión, y además (y esto no es
parte obligatoria en el proceso de curación) compartir mi experiencia y mis
logros, ha sido y es, una tarea titánica. No soy perfecto e ignoro la respuesta
de todas las preguntas. Sólo soy un enfermo más y mi deseo es sanarme y si
puedo ayudar, por poquito que sea, a quien le sirva de ayuda, genial.
Pero ahora soy consciente de que para ayudar al prójimo no
basta con narrar las batallas vencidas, sino que también es preciso mostrar las
heridas sufridas.
Pues bien, para lograr avanzar cada paso que he dado he
sufrido, he llorado en silencio y he sido tan cobarde o tan egoísta de
mostraros sólo el resultado de mis batallas, hasta que un oponente me ha hecho
recordar lo perdido en la batalla. Y ese oponente ere YO MISMO.
Ahora no tengo ganas de usar metáforas o mis adorados
ejemplos “chorras”, así que mejor me ciño a la realidad de mis pensamientos y
emociones.
Cada día recibo decenas de correos pidiéndome consejo o
apoyo, y mi orgullo o mi estupidez o quizá mi bichito de la depresión, me han
empujado a ver la lucha de los demás como la mía propia.
Es cierto que ayudar a los demás sin esperar nada a cambio
es elogiable, pero para poder ayudar realmente y con efectividad, no basta con
padecer el mismo sufrimiento, es necesario vencer el mal que compartimos y yo
aún no lo he hecho.
Mis motivaciones son buenas, tanto para los demás como para
conmigo, desde el comienzo de éste Blog he dejado bien claro que como enfermo
poco consejo puedo dar, pero al recibir tantas peticiones de ayuda me he creído
consejero en lugar de necesitado de consejo. Por eso os pido disculpas a
aquellos que hayáis podido pensar que soy un gurú de la lucha contra la
DEPRESIÓN a causa de mis vivencias filtradas de dolor. LO SIENTO. Cada paso que
he dado me ha costado lágrimas y sudor, y sobre todo mucha fuerza de voluntad. Y
cada paso que dé, como el que estoy dando ahora, seguirá acompañado de la misma
carga.
Por tanto, me declaro culpable si en mi narración he dado la
impresión de ser un ejemplo o un guía, lo cierto es que soy un caminante más en
ésta enorme caravana. Aquel que desee compartir mi trayecto y nuestra carga,
bienvenido sea, entre todos será más liviana, y por lo que a mí respecta, si
llego a dar con la salida en éste laberinto en el que me encuentro, tened por
seguro que volveré a buscaros, pero ésta vez con una luz que muestre el camino
hacia la salida.
Teniendo en cuenta lo anterior y una vez pedidas las
disculpas pertinentes y asumida mi culpa, no veo más opción que volver sobre
alguno de mis pasos y tratar de pisar sobre sólido en ésta ocasión sacando, en
la medida de lo posible, el aspecto de cada lección aprendida por mucha sangre
que pierda al aprenderla.
Tenemos, o mejor dicho, tengo un largo y duro camino por
recorrer, en algunos tramos los pasos han resultado cortos y fáciles de dar,
pero en otros resultan duros y traumáticos. Teniendo en cuenta lo último, a
veces, merece la pena desandar el camino recorrido y emprenderlo de nuevo con
los conocimientos adquiridos. Todos hemos soñado alguna vez con viajar al
pasado con el conocimiento actual y la depresión me ha permitido, en cierto
modo, hacerlo. Mi principal propósito para mañana no es dar un paso más (casi
por propia obligación) sino desandar algún pasito y recorrerlo nuevamente con
la lección aprendida.
Y para finalizar os dejo una cita de la que ignoro (como
muchas otras cosas) quien es el dueño:
“Quizás hoy no llegue
a mi meta, pero estoy mucho más cerca de lo que estaba ayer”
PASO 39 “ENTRENA TU MENTE”
Con los deberes bien hechos, después de seguir una rutina exhaustiva
para conocer, controlar, dialogar y acorralar al bichito, en mi lucha por
superar ésta depresión mi propósito es reincorporarme a la vida laboral y a la
actividad cotidiana. Si algo puedo sacar en positivo de ésta traumática
experiencia es que si bien ha barrido por completo mi cerebro y destrozado los
pilares mal construidos sobre los que se asentaba mi personalidad, es que una
vez limpiada la zona afectada que estaba llena de fragmentos y restos de mi
intelecto y mi sistema emocional, ahora he podido cimentar lenta y sólidamente esa
zona y construir unos nuevos pilares de manera tan firme y consistente, que si
alguna vez los problemas y el bichito de la depresión vuelven a originar otro
huracán en mi vida, no consigan ni mover un centímetro aquello que tanto me
está costando construir: MI NUEVO YO.
Para llegar al punto en el que ahora me encuentro, planteándome
recuperar la vida laboral y reducir hasta retirar la medicación, he recorrido
los 38 pasos que he compartido con todos vosotros, aprendiendo de mi dolor y
del de muchos que compartís sufrimientos conmigo, pero para avanzar, debo dar
nuevos pasos para conseguir los objetivos que me he marcado.
Como ya he dicho, la depresión me obligó a crearme un nuevo
punto de partida y a replantearme el conjunto de mi existencia para poder
EVOLUCIONAR. He enseñado a mi cerebro a gestionar de un modo nuevo los
problemas que ya tenía así como los que se presenten en el futuro. Ahora me
toca pasar por un proceso que yo he denominado “reinserción sociolaboral”.
Para ello voy a trabajar como si fuese un opositor más,
madrugando para estudiar y llenando mis días de horas de estudio, ejercicios
físicos y prácticos.
Por ejemplo, tras varios meses de problemas severos para
conciliar el sueño y dormir 4 horas seguidas sin ataques de ansiedad incluso
bajo los efectos de la medicación, aunque ahora logre dormir 7 horas seguidas,
mis horas de sueño están desequilibradas, un día duermo desde las once de la
noche a las 6 de la madrugada y otros no me quedo dormido hasta las 5 de la
madrugada y me levanto pasado el mediodía.
Para poder incorporarme a la vida activa debo estabilizar
mis horas de sueño hasta que coincidan con las del trabajo que voy a
desempeñar. Como os contaba anteriormente la depresión me hizo replantearme mi
vida al completo, incluyendo mi oficio y vocación.
Si antes creía que sólo
era válido como cocinero y para ello debía pasar demasiadas horas y festivos
alejado de mi familia, ahora busco algo diferente para mi futuro y voy a
dedicarme a estudiar, impartir cursos de cocina y a una empresa de nuevas tecnologías
aplicadas a la iluminación profesional. Por lo tanto mis horarios de trabajo
también serán muy diferentes a los que tenía hasta sucumbir a la enfermedad.
Pues bien, si mis nuevos ciclos de actividad van a ser de 8
de la mañana a 8 de la tarde, antes de volver a la vida activa, voy a trazar un
plan de adaptación, empezando como dije con las horas de sueño y centrando mis
obligaciones en ese horario mencionado como ciclo de actividad.
En ese “ciclo de
actividad” voy a distribuir mis tareas bien especificadas y planificadas
con sus pertinentes pausas para comer o descansar y por supuesto mantener en
ese planning mi actividad deportiva. Esto último, el hecho de salir a correr o
hacer unas flexiones y abdominales cada día está siendo casi tan efectivo como
la medicación. Llueva o haga calor, esté triste o muy triste, hago mis tareas y
cumplo con mi ratito de deportista. Aparte de devolverme el aspecto saludable
que había perdido mi mente se siente de nuevo dueña de mi cuerpo. Y eso no
tiene precio y merece sobradamente el esfuerzo.
Y por último, como entrenamiento mental, he hecho acopio de
varios libros sobre psicología y otros temas de mi interés para acostumbrar de
nuevo a mi cerebro a asimilar conocimientos nuevos, ya no se trata de leer algo
que me eluda de mis problemas, se trata de recuperar la normalidad en mis
procesos mentales y fomentar mi desarrollo intelectual.
Para terminar, y en un paso que habla sobre el entrenamiento
mental, no se me ocurre mejor autor de una cita célebre que Stephen Hawking,
que además de ser una de las mentes más brillantes de la historia es para mí y
unos cuantos millones de personas, un ejemplo de superación ante una
inimaginable adversidad.
“Incluso la gente que
afirma que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, mira antes de cruzar la calle”.
domingo, 22 de marzo de 2015
PASO 38 “DIALOGANDO CON EL BICHITO”
Me da la impresión que cuanto más escribo e interactuo con
los pocos que me leéis más parece que lo escrito va adquiriendo matices de
libro de autoayuda, lo cual no deja de ser razonable, ya que escribir,
compartir con vosotros mis experiencias y dar los pasos que estoy dando me está
resultando de mucha ayuda, y sólo deseo que exista, aunque sólo sea una persona
aparte de mí, que al leerme o escribirme, sienta un poquito más ligera su
carga.
En ésta ocasión quisiera contaros como en los últimos días
intento dialogar con ese bichito llamado DEPRESIÓN, que moraba a sus anchas en
lo más profundo de mi ser. Actualmente siento que ese bichito ya no se siente
tan cómodo y fuerte dentro de mí, aún no he acabado con él y seguimos en una
convivencia que yo no deseo y de vez en cuando continúa desordenando la casa,
rompiendo cosas a su antojo y dejando mi cerebro, nuestro hogar, lleno de
porquería.
Pero por suerte, tras 5 meses de tratamiento y casi un mes
desde que decidí salir del pozo para pelear y vencer al bichito, hoy me siento
lo bastante dueño de mi vida para dialogar con él, hacerme entender e incluso
imponer mi postura en alguna de nuestras discusiones.
Hasta hace bien poco, el bichito era dueño y señor de
nuestro hogar, me mantenía encerrado en una oscura, húmeda y fría habitación
sin ventanas y se comía nuestros víveres. Me impedía comunicarme, sentir,
hablar, disfrutar o ver el exterior. Lo único que me dejaba hacer era llorar y
lamentarme hasta que la única salida que veía era perecer en esa habitación en
la que me mantenía secuestrado y esclavizado.
Pero llegó un día, aquel 24 de febrero de éste año, en el
que en lugar de obligarme a dejar de respirar y morir en ese oscuro habitáculo,
decidí dar una patada en la puerta y lograr adueñarme de nuevo de mi casa.
Limpiar la porquería, arreglar los destrozos e incluso cambiar la decoración
para conseguir sentirme de nuevo cómodo en mi hogar y estropear la estancia no
deseada del bichito en mi cabeza.
Hoy siento que estoy encerrando yo al bichito en esa oscura
habitación y tengo la obligación y la convicción de poder mantenerle ahí hasta
que no le quede otra opción que irse o morir.
Mientras tanto, estoy dialogando con él, utilizando como
argumentos la medicación, la terapia y los grandes esfuerzos que he llevado a
cabo gracias a mi fuerza de voluntad, voy explicando al bichito que dentro de
poco tendrá que abandonar mi hogar, al que vino sin ser invitado. Estoy explicándole
que necesito las habitaciones de nuestra morada limpias, ventiladas e
iluminadas y sobre todo disponibles para mi familia, amigos, mi trabajo y demás
necesidades, y que tengo la intención de convertir, esa habitación en la que
antes me encerró y en la que ahora es el bichito el que vive encerrado, en mi
cuarto destinado a los juegos y a la felicidad. Le guste o no, es mi
habitación, es mi hogar y en mi casa no quiero bichitos egoístas y
manipuladores que se alimenten de mis males.
He necesitado mucho tiempo y esfuerzo para imponer mi voz a
la suya, he tenido que conocer, asumir, afrontar y solucionar los problemas que
abrieron las puertas de mi casa al bichito. He tenido que afrontar y superar
los miedos que le dieron fuerza y espacio para poder llevarle a ese rincón
oscuro. Y debo seguir como hasta ahora, ampliando mi rutina y buscando dar
solución a todo lo que me encerró en esa prisión de mi propio hogar hasta que
consiga hacer entender al bichito que o se va o le hecho a patadas.
Ésta semana tengo cita con mi doctora y mi psiquiatra para
valorar con ellos la posibilidad de reducir mi medicación, por suerte y como os
comenté anteriormente, no parece que tenga aún dependencia física o psicológica
a mi tratamiento y siento que todo lo que estoy haciendo cada MINUTO de mi vida
por arrinconar a ese indeseado huésped, será suficiente para lograr exiliarlo.
Estoy decidido a ser de nuevo dueño de mi hogar y de mí
mismo sin depender de nada que no sea yo, voy a superar este encierro y dejar
mi casa imaginaria mucho mejor de lo que estaba cuando vino el bichito para
quedarse e instalar todas las medidas posibles para que nunca más pueda
traspasar el umbral de mis puertas sin ser machacado.
Por último y como decía Albert Einstein:
“Trabajemos duro,
acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no
querer luchar por superarla”.
PASO 37 “SUPERA TUS MIEDOS”
Quizá este debiese haber sido uno de los primeros pasos a
dar, pero probablemente no estaba aún preparado para ello. Pero antes de
continuar quisiera compartir la definición exacta de MIEDO. Es “la sensación de alerta y angustia por la
presencia de un peligro o mal, sea real o imaginario”.
Lo que sucede entre los que padecemos una depresión, es que
la angustia es parte de nuestro estado natural y los males o peligros
imaginarios se multiplican y acrecientan. Es posible que algunos de esos
miedos, como por ejemplo, el miedo a no encontrar un empleo y no poder mantener
a la familia, sean precursores de nuestra enfermedad. Una vez que el bichito se
ha instalado en nuestro cerebro, nos recuerda continuamente nuestros temores y
nos dificulta e incluso imposibilita tratar de afrontarlos y solucionarlos. Y
lo que es peor, consigue que éstos miedos nos causen mucha más angustia que el
mal que lo provoca.
Por lo tanto, antes de poder dar una solución a un mal,
peligro o problema real debemos superar el miedo que causa y por supuesto
evitar aquellos problemas imaginarios ciñéndonos a la realidad o al momento
presente. Es decir, haciendo uso de uno de mis ejemplos, que en ésta ocasión no
puedo denominar chorra porque es la realidad de cada vez más personas,
supongamos que una persona que se encuentra sin empleo y deprimida por ello
tiene un MIEDO REAL a no poder
afrontar los gastos y obligaciones de su vida, pero le añade un miedo
imaginario a sentirse culpable e inútil por no tener trabajo y teme que en un
futuro su familia le culpe también por ello. Esto último sería un MAL IMAGINARIO. Lo primero sería pues,
desechar ese miedo imaginario y afrontar el miedo real y presente, no tengo
trabajo. Una vez hecho esto, nuestro trabajo, por difícil que ahora resulte, es
tratar de dar solución al problema, es decir, encontrar el modo o trabajo que
nos permita atender esas obligaciones. Sé que resulta muy fácil de escribir y
muy complicado de llevar a cabo. Pero en primer lugar, si persiste en tu
interior ese miedo que te bloquea en la búsqueda de soluciones y te convierte
en un ser pasivo y lastimero, el problema seguirá ahí y adquiriendo mayor
tamaño (y deudas) y por supuesto la enfermedad te acompañará hasta que consiga
consumirte. En segundo lugar, una vez eliminados los miedos imaginarios y
afrontados los reales, estarás un paso más cerca de dar con la solución y
vencer al bichito de la depresión.
En cualquier caso, ésta enfermedad nos llena de miedos e
inseguridades y todos los problemas o peligros que nos han llevado a padecer
una depresión, seguirán estando ahí hasta que los afrontemos, clasifiquemos y
los superemos.
Uno de los miedos más frecuentes entre los enfermos de
depresión, y hablo desde mi experiencia y los cientos de mensajes que recibo y
son la razón de que hoy decida escribir éste paso, es el MIEDO A NO SUPERAR LA DEPRESIÓN. Éste es uno de los principales obstáculos
para vencer al bichito de la depresión, y además un miedo totalmente
imaginario, porque aún cuando creáis que es imposible superar ésta enfermedad,
y así lo creía yo hace un mes, es TOTALMENTE MENTIRA. No me cansaré de decirlo
y espero que el tiempo me dé la razón. La depresión, al igual que otra
enfermedad común, tiene una cura. Y como no me canso de decir, al igual que
otra enfermedad, con tratamiento (en nuestro caso farmacológico y terapéutico)
y mucha fuerza de voluntad, en más o menos tiempo estaremos curados
definitivamente e inmunizados de por vida.
Por esa razón debemos erradicar ese miedo y contemplar la
depresión como cualquier otra enfermedad, sin vergüenza, sin culpa y sin miedo a
hablar de ella como un leproso del siglo XXVIII.
Y una vez superado esos miedos
reales e imaginarios nuestra fuerza de voluntad surtirá realmente efecto.
Al contrario que la depresión, el miedo seguirá existiendo
en nuestras vidas al igual del resto de emociones que para bien o para mal
resultan imposibles de anular, lo que sí podemos y vamos a conseguir es
aprender a discernir entre miedos
imaginarios y reales y afrontar y superar los miedos reales que se
presenten en el futuro para no volver jamás a tener más miedo a la vida que a
la muerte. Recordad, la vida es un tesoro y la muerte tan sólo el final de
nuestro libro, de nosotros depende desear que ese libre nunca termine y que
cuando llegue la hora de cerrarlo nos deje a nosotros y a aquellos que lo han
leído y compartido un sabor dulce y una experiencia agradable y enriquecedora.
Y para terminar os dejo, como ya se ha convertido en
costumbre, con una cita célebre, en ésta ocasión propiedad de Facundo Cabral
(poeta y filósofo argentino fallecido hace 4 años):
“Nos envejece más la
cobardía que el tiempo, los años arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma”
sábado, 21 de marzo de 2015
PASO 36 “SUPERA LAS RECAÍDAS”
Hoy he empezado el día con el cielo nublado y chubascos en
mi interior, sinceramente no sé bien si me he despertado torcido o se me ha ido
torciendo el día por factores externos, pero sea cual sea la razón vuelvo a
sentir en mi cabeza esa sensación de olla a presión a punto de estallar.
Posiblemente sea algo pasajero, un efecto más de la depresión, o puede que sea
parte de mi proceso de curación y transformación. Sea por el motivo que sea,
estoy sufriendo una recaída, ahora
mismo lo único que me apetece hacer es tumbarme en el sofá, tomarme unas
cervezas, algún relajante y quedarme dormido hasta mañana para no pensar. Eso
sería dar un paso (o varios) atrás y como me niego a dejarme vencer por el
bichito de la depresión, a desandar el camino que tanto me ha costado recorrer
y he asumido que los días malos van a seguir apareciendo, esté curado o no, voy
a tratar de afrontar el día de hoy, a exteriorizarlo como suelo hacer, que es
escribiendo, analizarlo y a tratar de darle alguna solución.
Una de las razones que me han empujado a ésta recaída es mi
relación de pareja, como todas, la mía tiene sus altibajos, y ahora nos
encontramos en uno de los bajos. Discutimos continuamente y casi siempre sin un
motivo de peso, supongo que igual que para mí resulta difícil vivir con ésta
enfermedad, para mi pareja tampoco es nada fácil vivir conmigo en mi estado
actual. Estoy tratando de usar la COMUNICACIÓN de forma positiva para evitar
los conflictos como comentaba anteriormente, pero en los últimos días no está
funcionando bien parecemos más dispuestos a la discusión que a la negociación.
Trato de ponerme en su lugar y de que ella se ponga en el
mío, pero supongo que o es muy difícil o algo estoy haciendo mal. Siento como
si fuese un pato criado en una familia de pingüinos y que llegado el momento de
volar en busca del calor debo decidir entre morir de frío con mi familia pingüino
o volar en solitario. No quiero decir ni remotamente que me plantee una
separación, sólo trato de exponer mis sentimientos con un ejemplo. Dicho de
otro modo, la depresión me ha cambiado completamente, veo mi vida y todo lo que
me rodea de un modo totalmente distinto. Hasta hace casi un mes, lo único que
veía a mí alrededor era oscuridad, frustración e infelicidad y ahora, dentro de
mi proceso de curación y superación de esta enfermedad me he obligado a
cambiarme por completo, concretamente a EVOLUCIONAR.
Intuyo que es algo totalmente normal, es decir, si mi forma
de ser, de pensar, de actuar ante la adversidad, de comunicarme, de gestionar
los problemas me han llevado a estar como me encontraba hace un mes, lo más
razonable parece ser solucionar los problemas pasados y modificar mi actitud
frente la vida para que no se siga repitiendo la misma historia en el futuro.
Lo dicho, evolucionar.
Obviamente no pido ni preciso que todo lo que me rodea
evolucione del mismo que yo, básicamente porque supongo que lo me rodea no
necesite esa evolución y se encuentren en su versión actualizada como si de un
IPhone se tratara. Pretender ese cambio sería egoísta. Hablando de egoísmo, es
posible que en mi “nueva actualización de mi sistema operativo” incluya una
nueva aplicación llamada EGOISMO, es posible que necesite usarla de vez en
cuando, ya que ahora que más o menos, sé lo que quiero, cosa que llevaba años
ignorando o confundiendo, al poner en marcha esa aplicación para centrarme en
alcanzar mis objetivos y cumplir mis deseos esté dejando de prestar atención a
los deseos y necesidades de mi pareja.
Por lo tanto, y como mi deseo es solucionar todos los
problemas que me acontecen como medida terapéutica voy a tratar de llevarlo a
cabo en mi relación de pareja. Es probable que en ocasiones necesite usar esa
aplicación llamada egoísmo, pero intentaré cerrarla cuando no sea necesaria y
pensar más en mi pareja y quienes me rodean hasta que halle un equilibrio entre
lo que necesito y deseo y los que necesitan y desean mis seres queridos.
Pero sobre todo, voy a tratar de mantenerme firme ante la
depresión y el mundo exterior, y no dejar que ningún problema que se me
presente, suponga otra recaída que me mande de nuevo a ese oscuro y profundo
pozo del que salí con la intención de no volver a ver jamás.
Dar importancia a aquello que la tenga realmente, solución a
los problemas que pueda solucionar y mantenerme fuerte ante la adversidad que
en mayor o menor medida siempre aparecerá en la vida, van a ser las nuevas
premisas y hábitos a incluir en mi rutina para superar ésta depresión
fortalecido y con el último sistema operativo disponible.
Así que voy a mantener la nueva buena costumbre de terminar
con algún proverbio o frase célebre, en ésta ocasión la dijo Charles Darwin y
me viene que ni pintada:
“No es la especie más
fuerte, ni la más inteligente la que sobrevive, sino la que mejor se adapta al
cambio”.
viernes, 20 de marzo de 2015
PASO 35 “RECUPERA LA NORMALIDAD”
Hoy he tenido cita con la psicóloga de la Seguridad Social
(sanidad pública española para mis amigos de fuera) después de “tan sólo 5
meses”. En serio, al margen de politicismos estoy muy orgulloso de disponer de
un sistema de salud pública tan extenso, aunque nos lo quiten de la nómina y la
chusma política intente privatizarlo u obligarnos al repago. Por cierto, si por
casualidad entre alguno de mis pocos y bienamados lectores se encuentra alguien
que trabaje para la sanidad pública, en primer lugar GRACIAS de corazón, y que
quede claro que sólo critico la mala gestión administrativa y política de la
sanidad (como vosotros imagino) y, en mi modesta opinión, me parece un error
entender los trastornos mentales como enfermedades de bajo impacto y no contratar
a más psicólogos y psiquiatras, dejando así que personas, como yo, que han
estado planteándose dejar éste mundo, deban esperar casi medio año para ser
atendidas por un psicólogo o psiquiatra.
Dejando atrás desahogos y críticas, lo cierto es que he
tenido la gran suerte de tener una doctora de cabecera tan buena profesional
como persona y de disponer (tras 5 mesecitos de espera) de una sesión con una
psicóloga.
Tras las primeras preguntas obligadas que todo
psicoterapeuta ha de hacernos para trazar nuestro mapa emocional y buscar las
causas de nuestro trastorno, es decir, preguntarnos por nuestra familia y
problemas a grandes rasgos, la psicóloga ha incidido en la importancia de
reintegrarme a la vida laboral, ya que me encuentro de baja por enfermedad.
En principio interpreté ese enfoque como un intento de la
sanidad pública de impedirme ser otro parásito de las arcas públicas, porque
resulta mucho más aceptable estar de baja por romperte los brazos que por
reventarte el cerebro a base de crisis de ansiedad y angustia, inestabilidad
emocional y deseos autodestructivos e incluso suicidas.
Es triste como lo planteo pero creo que sigue siendo una
enfermedad estigmatizada de la que muchos piensan que es un pretexto fácil para
no currar y vivir del morro. Lo cierto es que yo era uno de los que pensaban
eso hasta que me tocó padecerla a mí. Por no mencionar que pocas personas
pueden vivir con lo que te dan de prestación, pero bueno, ciñéndome a lo
positivo que es mi obligación ahora, cuando llegué a casa me replantee la
vuelta a la vida laboral y me pareció buena idea.
Como os contaba anteriormente mi vida ha ido cambiando desde
que nací y con ello mis necesidades y capacidades, y la depresión ha supuesto
en mi vida un cambio tan importante, que el trabajo que he desempeñado durante
años y el oficio que tengo por vocación, que es la cocina se convirtió en un
motivo de estrés y ocupación que AHORA no quiero. Esto me hizo replantearme
cambiar de oficio y desear pasar de vivir para trabajar a trabajar para vivir.
Dejando de lado la multitud de defectos e ignorancia que
poseo, hallé que también tengo alguna virtud y conocimientos para cambiar de
campo laboral al ritmo de los cambios que ha sufrido mi existencia.
La cuestión es (Cada día me parezco más a Carrie Bradshaw) ¿Estoy listo para reincororarme a la vida
laboral? La respuesta es NO. Al
igual que la retirada de la medicación, la incorporación a la vida laboral debe
estar avalada con el criterio de tu médico o psicólog@. Pero si me parece
interesante y útil hacer una simulación (no de las de Cospedal en diferido), es
decir introducir en mi rutina un horario estricto y unas obligaciones bien
definidas como si de un empleo se tratase.
Puede parecer confuso, pero creo que si lo meditáis y lleváis a cabo os será de ayuda. Por ejemplo
(este no es chorra, lo siento), yo ahora me he marcado un horario de tareas
domésticas, escritura y estudio de la depresión. Puede no parecer un trabajo,
de hecho ni mi pareja llega a entender la importancia que tiene para mí esta
última parte de escribir y documentarme sobre ésta enfermedad, pero yo lo
emprendo como si de un trabajo se tratase. Sigo con el ejemplo, ésta mañana me
puse el despertador a las 8:30 pese a mis problemas para dormir, con el fín de
llevar a cabo un planning concreto, escribir, preparar la comida de mi hijo
pequeño, hacer trámites administrativos, ir a la psicóloga, etc. Todo ello
estructurado y sin margen para el café. Y esa va a ser mi nueva introducción a
la rutina que me está salvando la vida. Incorporarme a la vida laboral tras un
periodo de adaptación con trabajos domésticos.
¿Qué os parece la
idea?
jueves, 19 de marzo de 2015
PASO 34 “HAZ UN VIAJE A TU FUTURO”
Ante todo no preocuparse por mí que no me he dado un atracón
de ansiolíticos y comenzado a decir más chorradas de lo habitual. No me refiero
a un viaje astral hacia nuestro futuro tipo Carlos Jesús de Ganímedes, voy a
algo más sencillo. Si alguno de los que me leéis padece también una depresión,
quizá le suceda lo mismo que a mí. Estaba tan ocupado rebozándome en mis
miserias y errores del pasado, que si alguna vez me planteaba mirar hacia el
futuro sólo veía oscuridad. Pues bien, parece que gracias al tratamiento
psicológico, farmacéutico y a mi fuerza de voluntad para llevar a cabo una
rutina benefactora, hoy me he dado cuenta de que soy de nuevo capaz, de
imaginar un futuro con algo más de color.
Hasta ayer tan sólo fijaba en mi destino el día de mi
recuperación, ese día en el que iba a erradicar de mi vida al bichito de la
depresión de una vez por todas y para siempre. Pero hoy me siento capaz de ver
más allá de mí mismo y de mi depresión. Hoy he comenzado a vislumbrar el tipo
de persona que quiero ser y el modo de vida que quiero llevar en el futuro.
Muchos de nosotros, depresivos o no, imaginamos lo que
deseamos para nuestra vida en el futuro con más dosis de fantasía que realidad.
Lo cual, inevitablemente te conduce a la frustración, al desánimo, al
sentimiento de culpa y a la infelicidad. Como he dicho muchas veces padecer
esta enfermedad común tan poco conocida, me ha cambiado la vida, en principio
para mal, pero en mi está convertir ese cambio en algo positivo. Y la parte
positiva es que me ha hecho ver la vida de un modo diferente.
Si hace muy pocos
años apostaba mi felicidad en aspectos materiales (como le sucede cada vez a
más gente) hoy he decidido apostar por los valores personales y familiares. He
pasado de desear comprarme un deportivo descapotable para irme de ruta a 200
kms/hora camino de alguna playa de Andalucía a hacer Kite Surf a preferir, que
no conformarme, salir con mi familia en mi coche de padre (así llamo yo a los
coches familiares) a un pueblo cercano y comer unos bocatas de tortilla en
cualquier pinar. Básicamente han surgido en mí dos cambios importantes, he
empezado a dejar de desear aquello que realmente no necesito y sobre todo he
descubierto lo que realmente quiero.
Esto último ha sido para mí una especie de revelación, como
si de una operación de cataratas se tratase, vuelvo a ver claramente QUÉ ES LO
QUE QUIERO.
Esto puede sonar un poco a libro de autoayuda, pero es
totalmente cierto, para mi desgracia llevo años creyendo saber lo que anhelaba
en mi vida cuando realmente no sabía que es lo que quería. Mi vida se construyó
a base de convencionalismos sociales y falsas creencias que me empujaban a
desear lo que ha de desear la mayoría sin tener en cuenta lo que en realidad
necesitaba y anhelaba. Vuelvo a mi ejemplo chorra, ¿Realmente deseo y necesito
un deportivo biplaza de éstos bajitos cuando tengo dos hijos y mido un metro
ochenta y cinco? .
Pues bien, no lo necesito ni lo deseo, de hecho en un
deportivo de esos tan cuquis no me cabe ni la sillita de mi hijo pequeño ni los
mil novecientos accesorios con los que salgo de casa cada vez que vamos a estar
fuera más de diez horas.
Es más, la depresión me ha llevado a replantearme aspectos
de mi vida que consideraba inalterables como es el caso de mi oficio. Soy
cocinero vocacional, llevo años de apasionada vida laboral que me han aportado
muy buenos momentos pero me han privado de otros tantos por las jornadas de 12
horas diarias y todos los festivos que he currado. ¿Realmente SÓLO valgo para
cocinar? ¿No hay otro oficio en el que pueda ganarme la vida, dejar de perderme
momentos importantes y disfrutar? Y sobre todo ¿qué prefiero dedicar mi vida a
la cocina la espera de recibir alguna mención o sencillamente disfrutar de la
vida y trabajar para vivir en lugar de lo contrario como hasta ahora? Pues para
mí, hoy estás respuestas están claras.
La vida tiene muchas más opciones de las que contemplamos a
simple vista, uno no es quien realmente cree que es hasta que te libras de
antiguos convencimientos y analizas tu vida actualmente. Porque nosotros, al
igual que la vida debemos evolucionar.
Por ello, considero tan importante la necesidad de bajarse
por unos instantes del carro tirado por el bichito de la depresión y los
problemas y pararse a pensar con objetividad, sobre lo que tenemos, lo que
necesitamos y lo que realmente deseamos para nuestro futuro (aparte, obviamente,
de superar ésta depresión) dejando de lado la fantasía. De ésta forma seguro
que resulta más sencillo ir hacer realidad ese deseo. Y por último, como aparte
de los ejemplos chorras y el Tang, también me estoy aficionando a terminar las
entradas al Blog con una frase célebre así que allá va una:
“El que nada espera, nunca será defraudado”
miércoles, 18 de marzo de 2015
PASO 33 “RENUEVA TU ARMADURA”
Empiezo con una metáfora, comparando nuestra seguridad o
autoestima con una armadura que si no cuidamos bien se oxida y se vuelve más
quebradiza y si no engrasamos correctamente nos dificulta avanzar por pequeños
que sean los pasos que intentemos dar. Y para colmo, si caminamos con la
armadura oxidada, quebradiza y mal engrasada, los golpes que nos da la vida
terminan por destrozarla del todo dejándonos indefensos a los puñetazos y
patadas del destino, lo cual, desgraciadamente, nos puede causar daños
irreparables e incluso causar la muerte por combatir indefensos.
Obviamente lo ideal sería llevar la armadura brillante y con
todas las revisiones al día, pero como socialmente resulta extraño ir al
psicólogo como medida preventiva y lo dejamos para cuando es imprescindible, la
mayoría de nosotros nos enfrentamos a demasiadas batallas con la armadura con
más remiendos que un torero miope.
Teniendo lo anterior en cuenta, la depresión y las
zancadillas del destino dejaron mi armadura hecha polvo, inutilizable y es el
momento de adquirir una nueva, darle uso y sobre todo de cuidarla cada día para
que brille los días soleados, y se mantenga impermeable los días de lluvia.
Cuando comparo la seguridad o autoestima con una armadura,
no me gustaría que se confunda la autoestima con la prepotencia nivel Rafa Mora
(que está encantado de haberse conocido). Hablo de la seguridad como la
capacidad de ser fuerte, sólido y SEGURO ante los golpes de la vida. Que
desgraciadamente ha habido muchos y seguirán viniendo.
La mejor forma de forjar una armadura de calidad es buscando
las mejores piezas del mercado, es decir, tratando de ser objetivos, debemos
hallar y valorar nuestras capacidades y nuestro potencial.
Cuando uno padece,
como es mi caso, una depresión, cada vez que busca en su interior suele hallar
principalmente defectos, inseguridades, culpa y vergüenza.
¿De verdad sólo encuentras eso? ¿Has mirado bien? Si la
respuesta a ambas preguntas es SÍ, no me queda más remedio que lanzarte otra
pregunta que por haber pasado de generación en generación ya entra por sí sola
en los libros más importantes de Filosofía, y es la siguiente (como diría mi
madre, la tuya y millones de madres)
¿A que voy yo y las
encuentro? Y mi madre venía y encontraba lo que fuese, ya le dije en su día
a Obama que le preguntase a ella por Bin Laden en lugar de dar vueltas por el
mundo.
Pues lo cierto es que todos, repito TODOS, tenemos virtudes.
Y son esas virtudes las que debemos recordar y sacar a relucir y serán las
piezas de nuestra nueva armadura.
Y como en el anterior paso no pude hacer uso de mis queridos
“ejemplos chorra” voy a aprovechar para meter ahora uno con calzador.
A mí me resulta muy difícil casi imposible compartir mis
sentimientos negativos, me cuesta mucho hablar de mis problemas y detesto
sentirme un quejica llorón, con lo que mis penas e incluso algunos llantos me
los guardaba. El no dar salida a esas emociones empeora mucho la depresión,
causa frustración y hacía que me sintiera incomprendido.
Pues bien, hallado mi defecto, hallé mi virtud, la
escritura. Ignoro si lo hago bien o mal, y tampoco le doy importancia a ello.
Lo importante es que gracias a escribir mi experiencia y compartirlas en mi
Blog, he conseguido forjar una pieza imprescindible de mi armadura. Además he
logrado que mi pareja, familia, amigos y desconocidos sepan cómo me siento sin
tener que hablar, sentirme menos sólo y acompañar a otros, pero además, al
menos en mi círculo familiar NORMALIZAR esta maldita de enfermedad. Y lo más
sorprendente, si antes sentía que daba pena a los que me conocen por tener una
depresión, ahora siento que me ven como un valiente que lucha por superar ésta
enfermedad portando una brillante armadura.
De igual modo podemos encontrar más virtudes, pero de
entrada debemos tener claro que mientras hay vida hay esperanza, lo importante
es decidir presentar batalla al bichito de la depresión e igual que ahora somos
muy conscientes de nuestros defectos, tratar de serlo también de nuestras
virtudes y ventajas. A veces desdeñamos la sabiduría popular, pero encierra
grandes verdades, como la que confirmé hace hoy tres semanas cuando dudaba
entre irme de éste mundo o quedarme a mejorar las cosas. No sé si me quedará
como frase para la posteridad, pero la verdad que confirmé es la siguiente:
“Cuando todo parece
estar mal y sientes no poder estar peor, sólo puedes estar seguro de que el
próximo cambio a tu vida, siempre será a mejor”
PASO 32 “CONSPIRA CON EL UNIVERSO”
Desde el comienzo de mi historia, he dejado de lado mis
creencias religiosas, y voy a seguir haciéndolo, así que tranquilizaos aquellos
que hayáis pensado que me iba a poner en plan metafísico rollo “El secreto” y
otras obras similares. Tampoco voy a desdeñar ningún tipo de religión, libro de
autoayuda o cualquier creencia. Si te ayuda a salir de éste pozo creer en Buda,
leer a J. Bucay o los consejos de Paco Porras, adelante con ello.
Pero si en algo, mejor dicho, en alguien creo a pies
juntillas, es en mí mismo. Hasta hace poco me sentía hecho una piltrafa física
y psicológicamente, y además avergonzado y culpable por ello. La vergüenza es
tan relativa como innecesaria, así que la erradiqué de mi enfermedad. No debe
ni puede darme vergüenza estar enfermo. Pero con la culpa ha sido diferente. Ya
no siento culpa por estar enfermo, pero sí me culpo por cómo he reaccionado o
dejado de hacerlo ante los problemas del pasado que me han llevado al punto en
el que me encuentro. Como os decía el otro día, en lugar de apartar las piedras
de mi camino, las guardé hasta que rompieron mi mochila y mi espalda impidiéndome
seguir adelante
Ahora me he propuesto analizar, asumir, afrontar y modificar
aquellas piedras, aquellos problemas. Y modificando mi realidad y actuando
contra los problemas buscando la mejor solución posible, llega un día como hoy,
y como si de un rayo de sol se tratase, se ilumina una parcela de mi vida en un
paraje que hasta hace bien poco estaba desolado tras el paso del huracán
DEPRESIÓN.
En ésta ocasión no necesito de ejemplos chorras de los míos,
sino que puedo dar un ejemplo real sobre lo me sucede.
Como muchos sabéis ya, uno de los precursores de mi
depresión, es la dificultad para ver a mi hijo mayor, pese que hay una
sentencia judicial que me otorga derecho para ello. La añoranza de mi hijo, la
imposibilidad de pagar un buen abogado, la lentitud de la justicia ante las
injusticias, la impotencia y un extenso etcétera al respecto dieron alas a mi
enfermedad, y aparte de destrozarme emocionalmente, me convirtieron en un ser
pasivo y lastimero, que en lugar de armarse de valor y luchar por mis derechos,
me quedaba en casa llorando y revolcándome por el barro que hay en el fondo del
pozo en que vivía.
Pues bien, al inicio de éste Blog, cuando mi vida pendía de
un hilo por voluntad propia y decidí luchar por la vida, decidí también luchar
contra todo aquello que me había empujado a sentarme en la barandilla de un
octavo piso. Ya no se trata sólo de mi vida, de mis hijos y mi familia, se
trata de mucho más. Puede parecer fácil escribirlo o leerlo, y en realidad,
también puede serlo. Como no me canso de decir, si al tratamiento médico y psicológico
le añadimos nuestra fuerza de voluntad y el deseo intenso de vencer a la
depresión y a todo aquello que la causó, seguro que lo conseguiremos, el tiempo
que tarde en lograrlo, lo ignoro, tan sólo sé que voy a hacer todo lo posible
por lograrlo cuanto antes.
Volviendo al ejemplo, una vez tomadas las riendas de mi
vida, y ese fue el paso que más me costó dar y está narrado en los pasos
anteriores, me asesoré en cómo solucionar el problema y puse manos a la obra.
Hoy puedo decir que esa lucha, ese esfuerzo está dando sus frutos y hoy he
recibido una carta del juzgado que sin entrar en detalles, ha sido un bálsamo
para mi corazón y mis emociones y un mazazo para el bichito de la depresión.
Lo que quiero decir es que si padeces una depresión de
caballo, o un trastorno de ansiedad, y conoces las razones que te han llevado a
ello, falta de empleo o dinero, soledad, injusticias, desamor, inseguridad
física y así hasta el infinito, tienes dos opciones. Revolcarte en lo más
profundo del pozo en que te encuentras, llorar y engordar al bichito de la
depresión hasta que te consuma, o bien, comenzar a dar los pasos necesarios
para debilitar al bichito (tratamiento, terapia, fuerza de voluntad), vestir tu
mejor armadura emocional y emprender la lucha contra todo aquello que te lanzó
al pozo. A eso le llamo yo SEMBRAR o CONSPIRAR CON EL UNIVERSO.
Doy fe, de que dando los pasos correctos, apoyado en sólidos
pilares y sembrando de cosas y acciones positivas el camino recorrido, tarde o
temprano, brotarán las soluciones por estéril que ahora parezca el trayecto.
El mundo cambia a cada segundo, mi vida ha cambiado
constantemente, con altibajos, como todas las vidas, e igual que pasé de ser un
tipo extremadamente optimista, vital, dinámico y divertido a parecerme a una
seta mustia y apática, igualmente podré cambiar a una versión 2.0 mucho mejor
de lo que era antes.
Y por último, hay una frase filosófica, que si bien no
recuerdo exactamente cómo ni de quien era, recuerdo perfectamente qué decía y es más
o menos lo siguiente:
“Si el problema tiene
solución, no te preocupes y sal a buscarla, y si no la tiene…¿por qué te
preocupas?
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